Los recursos minerales son esenciales para las economías de los países, tanto las actuales como las antiguas. Desde los inicios de nuestra civilización los seres humanos han usado los minerales para fabricar pinturas, metales, vidrios, cerámicas, cemento y muchos otros artefactos.
Algunos medios de comunicación internacionales recientemente han planteado que habría una indeseada crisis respecto al abastecimiento futuro de recursos minerales incluyendo los minerales críticos.
El consumo de minerales ha crecido exponencialmente en los últimos cien años. Un aumento sostenido se pronostica hasta mitad del siglo 21 por la demanda de minerales producto de la industrialización de países menos desarrollados, el crecimiento de la urbanización, el uso de tecnologías avanzadas y la comentada transición energética.
Para poder suplir esta demanda, más metales tendrán que producirse de aquí hasta el año 2050, incluso más de los que ya se produjeron en los últimos 100 años. Esta mayor demanda genera inquietud acerca de la sostenibilidad y las condiciones del abastecimiento.
Las respuestas a estas inquietudes no son solo materia respecto a las reservas de los minerales requeridos a futuro, sino que también mayores esfuerzos se requerirán para implementar nuevas aproximaciones y modelos más adecuados para resolver los impactos sociales, económicos, ambientales, geológicos, tecnológicos, legales y geopolíticos relacionados a estas necesidades de recursos minerales.
Los minerales han subido mucho de precio en la última década implicando un crecimiento de la industria minera. Sin embargo, los gobiernos y habitantes de los países productores no han recibido los beneficios de las alzas de precio sucedidas. Los regímenes fiscales no han sido capaces de capturar los beneficios del incremento de valor de los minerales producidos. Incluso por el desarrollo del modelo desregulado se ha desperfilado la posición respecto al manejo de las riquezas minerales en beneficio de la ciudadanía.
En este contexto, Chile está ubicado hoy entre los 5 mayores productores de minerales del mundo y tiene un doble desafío. Por un lado, la oportunidad de ampliar su gran industria minera y por el otro (considerando su posición estratégica mundial) la necesidad de hacerlo de manera sostenible y especialmente que implique un merecido beneficio para los trabajadores y técnicos a cargo de las operaciones mineras. Y más aún, que los habitantes de las regiones productoras de minerales, así como el resto de la nación , perciban y reciban los beneficios asociados a este importante aumento de nuestra producción de minerales.
José Cabello Lechuga,
geólogo y presidente del Centro de Estudios
de Minerales Estratégicos y Críticos (Cemec)