La globalidad y los desafíos en materia de equidad de género e inclusión ya no son un tema de moda o por cumplir un número, han llegado para quedarse y ser considerados de forma seria en la industria, gobiernos, gremios y comunidades. Hoy no es novedad pertenecer a una red de mujeres que busca empoderar y apoyar el desarrollo de las mujeres en campos STEM, sino que es un elemento clave para alcanzar la excelencia a la hora de efectuar los "Accountability" en gestión.
En la historia minera de Chile tiene la sorprendente incursión de tres mujeres pioneras como la primera ingeniero civil de Chile y Sudamérica; Justicia Acuña Mena (1893-1980); la primera ingeniero de minas egresada en 1944; Carmen Schwarze Tellería (1920-2015) y la segunda ingeniero de minas titulada en la década de 1950; Beatriz Levi Dresner (1930) considerada además la primera geóloga en Chile. Han pasado más de 100 años y la incorporación ha sido de largo aliento, aunque hoy con orgullo hoy podemos tener una ministra de Minería, gerente general de Sonami, gerente de operaciones mina, gerente de Exponor, gerentes de proveedores, entre otras áreas que gracias a un desarrollo profesional y personal han podido consolidarse en un área que estaba hasta hace poco vetada para ellas.
En el diseño estratégico de cualquier empresa o programa de gobierno hoy no se visualiza el futuro en ninguna área de un negocio público o privado sin pensar en cerrar la brecha de género en los campos STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) es un reto importante pues las mujeres siguen estando subrepresentadas en estas áreas. Impulsar los avances en la equidad de género por medio de la sororidad tampoco es algo fácil, a veces son otras mujeres las que ponen barreras al propio género o emiten comentarios innecesarios en la trayectoria para llegar a conquistar puestos de relevancia, una realidad que se presenta en países como México, Argentina, Brasil, Perú y Chile. El llamado 80/20 es quizás es la principal motivación que tienen las mujeres empoderadas de inspirar a las nuevas generaciones, así como retener y apoyar el desarrollo a las mujeres que persiguen alguna de estas disciplinas en Latinoamérica.
En América Latina, actualmente el 40% de las personas que se gradúan de carreras STEM son mujeres, pero se necesita tener una comprensión más macro que apunte que la mujer se pueda desarrollar en estas áreas tiene que haber un cambio estructural, un entorno económico, familiar, social y laboral que lo permita como: redes de apoyo, intercambio de roles estructurales como quién es el sostenedor de la familia hasta la sororidad en los comentarios de aquella mujer trabajadora que ha logrado conseguir espacios en base a esfuerzo, dedicación, responsabilidad y por sobre todo apoyo de su entorno más cercano tanto familiar como laboral.
Según el Informe sobre la Brecha de Género 2024 del Foro Económico Mundial, harán falta 134 años para alcanzar la paridad de género a nivel global. Estas cifras evidencian la necesidad de impulsar iniciativas que promuevan la igualdad de oportunidades y fomenten la participación de las mujeres en todos los sectores. En la Región de Antofagasta que ha hecho historia a través de liderazgos femeninos podríamos partir por fomentar el acceso a la educación (sobre todo la primera infancia y madres adolescentes), programas en apoyo de liderazgo, emprendimiento y transformación digital, así como mentorías de las mujeres STEM en las 9 comunas; no hay nada más inspirador que una historia inspiradora femenina que en una comunidad local puede transformar vidas.