En Chile ya nos hemos resignado a hablar de "las derechas", porque cada vez son más diversas y están más fragmentadas. Quizá sea una señal de nuestra época, donde las marcas de autos, zapatos o yogures deben presentar al público modelos muy distintos si quieren aumentar las ganancias. Esta estrategia podría tener ventajas, pero, como se ve en el caso chileno, si no se sigue de manera inteligente los resultados son lamentables.
No podían ser más optimistas las proyecciones de las distintas derechas para las pasadas elecciones municipales, de Cores y de gobernadores. ¿Sin embargo, hay algún político de derecha que, con la mano en el corazón, pueda decir que quedó feliz con el resultado? A causa de la división de las listas se perdieron muchas alcaldías y varias gobernaciones. ¿Nadie sacó ninguna lección de esa mala experiencia?
Ahora se vienen las presidenciales y parlamentarias. Si alguien realmente está seguro de que una figura de derecha entrará en La Moneda, ¿podría levantar la mano y decirnos en qué funda su seguridad? ¿No será semejante a la que tenía el Partido Popular en las últimas elecciones presidenciales españolas, cuando ya se estaban repartiendo los puestos y, de pronto, vieron que Pedro Sánchez se quedaba en La Moncloa? También Daniel Noboa iba a ganar con amplitud al correísmo en las elecciones ecuatorianas y, sin embargo, enfrenta la segunda vuelta con Luisa González pisándole los talones a pesar de lo malo de que fueron los gobiernos de ese sector político.
Sin embargo, eso no es todo, porque los poderes políticos son el ejecutivo y también el legislativo, y en noviembre elegiremos ambos. ¿No aprendieron con Piñera II que un gobierno de derecha puede hacer muy poco si tiene el Congreso en contra? La izquierda puede darse ese lujo, porque la derecha suele ser una oposición amable, aunque no sucede lo mismo al revés. Por eso, ¿qué van a hacer para obtener una mayoría parlamentaria? ¿Han dado el más mínimo paso en esa dirección?
¿Son conscientes nuestras derechas de que el sistema actual fomenta la división de las listas, pero premia a quienes se mantienen unidos? ¿No escucharon acaso las peticiones del presidente Boric para que su sector vaya unido en las elecciones parlamentarias que vienen? ¿O piensan que esa advertencia sólo vale para la izquierda?
¿No son conscientes de que cada paso que han dado hasta ahora y cada declaración que hacen parece especialmente diseñada para llegar a un escenario con dos listas parlamentarias o incluso más? ¿Piensan de veras que así les irá mejor o que esa dispersión será buena para el país? ¿En qué se basan?
Las distintas derechas tienen percepciones diversas de la realidad política, como se vio en la discusión sobre la reciente reforma previsional. Sin embargo, ¿son esas diferencias un obstáculo para hacer un pacto de carácter estratégico en las próximas elecciones parlamentarias? ¿Es imposible que acuerden, si no una lista común, al menos pactos por omisión de manera que se obtengan los mejores resultados posibles en absolutamente todas las circunscripciones electorales?
Y si los personalismos son tan grandes y los intereses de cada grupo tan pequeños que les impiden atender al bien del país, ¿no pueden acordar por anticipado ciertos mecanismos arbitrales que les permitan resolver las controversias que inevitablemente van a surgir?
De más está decir que no pretendo sostener que el bien de Chile coincide con el hecho de que las derechas obtengan buenos resultados electorales. Simplemente les tomo la palabra. Las distintas derechas nos han dicho que el país está estancado. Además, nos han explicado que gran parte de la responsabilidad es de Bachelet II, cuya reforma tributaria ha dañado nuestra economía. Asimismo, perjudicó la educación pública y particular subvencionada, además de poner en marcha una política de gratuidad que tiene a varias universidades en una situación dramática. Nos han dicho que el gobierno de Boric no ha hecho más que empeorar las cosas. Si esto es así, ¿por qué no actúan en consecuencia?