En un mundo de constantes cambios, el liderazgo efectivo se basa en acompañar, construir y transformar junto a los equipos. Liderar con una mirada sistémica, reconociendo que cada persona tiene competencias y talentos únicos, dejando atrás la imposición de autoridad para adoptar la colaboración y el apoyo mutuo. Los líderes que acompañan inspiran, empoderan y facilitan el crecimiento de sus equipos.
En esta línea Peter Senge, reconocido autor y consultor organizacional, menciona: "Los líderes que practican el pensamiento sistémico ayudan a los colaboradores a ver cómo sus acciones afectan al todo, fomentando una responsabilidad compartida para el futuro que desean crear juntos". Este enfoque prioriza el potencial humano como eje del éxito. Dar lugar no sólo a la medición de resultados, sino también dar espacios en los que los colaboradores pueden aprender, equivocarse y crecer sin temor. Acompañar es estar presente, escuchar y brindar apoyo para que cada miembro despliegue su potencial. Esto beneficia a los colaboradores y también a las organizaciones. Según un estudio de Gallup: "Las empresas con altos índices de compromiso laboral son hasta un 21% más rentables".
Recientemente, Iván Arriagada, presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, en una entrevista para este medio de comunicación, afirmó: "Lo que hemos aprendido es que las relaciones laborales son algo que se construye día a día". Esta visión subraya la importancia de construir relaciones sólidas y basadas en confianza, en las que todos los integrantes del equipo se sientan vistos y valorados.
Equipos diversos, con perspectivas y experiencias variadas, son más creativos y efectivos. Sin embargo, la diversidad necesita liderazgo que integre y valore las contribuciones únicas de cada persona, considerando género, experiencia y capacidades. Según un estudio de McKinsey, las empresas con equipos diversos tienen un 36% más de probabilidad de tener mejores resultados en relación a la media de su sector.
Además, McKinsey también resalta en su informe "The Power of Psychological Safety" que las organizaciones con altos niveles de seguridad psicológica experimentan un 27% más de productividad en comparación con aquellas que no la promueven, ya que los colaboradores se sienten más seguros para compartir ideas, innovar y expresar sus inquietudes.
En este sentido, el liderazgo efectivo construye relaciones de confianza y convierte desafíos en oportunidades. Esto requiere escuchar activamente, aprender constantemente y adaptarse. Al fomentar una cultura colaborativa, los equipos dejan de trabajar de manera aislada y se convierten en unidades integradas con objetivos compartidos. Este enfoque transforma a los equipos y a los líderes en agentes de cambio, creando un futuro laboral más humano, inclusivo y sostenible.