Macarena Saavedra Ledezma
El próximo 10 de marzo, María Cecilia Hernández Vera asumirá como rectora de la Universidad Católica del Norte (UCN), marcando un hito en la historia de la institución, al ser la primera mujer en ocupar el cargo en la casa de estudios. La actual decana de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Geológicas, se interesó muy joven por las matemáticas e inspirada por el trabajo de su padre y su abuelo, quienes estaba relacionados con la industria del hierro, decidió tomar camino en la metalurgia.
Decisión que la llevó a cambiar Santiago y emigrar al norte del país, territorio al que siempre ha estado ligada y que le ha permitido trabajar durante 11 años en la UCN. Por ello, para conocer la nueva etapa en su vida académica y saber cómo enfrentará el nuevo mandato, este Diario conversó con la rectora electa.
¿Cómo surge su camino por la ingeniería?
-De siempre me gustaron mucho más los números, tal vez no sabía de la ingeniería, pero en ese tiempo el que era bueno, por lo general, ingresaba y el gusto por la metalurgia lo he ido entendiendo con el tiempo. Tengo un padre y mi abuelo ligados a la minería, no necesariamente del cobre, sino que al hierro y es ahí cuando uno empieza a entender, en retrospectiva, las decisiones que va tomando.
Estudios que María Cecilia Hernández cursó en la Universidad de Concepción, pero que sus ganas de trabajar la ingeniería "de manera aplicada", la llevó a instalarse en la capital del país.
-En ese momento vi por primera vez lo que significaba ser parte del mundo de la investigación, aunque antes había visto el poder trabajar en una empresa minera. Pero en ese momento vi lo que sucedía las dinámicas que existían en un centro de investigación y me fascinó, me encantó y allí empecé como acercarme a la academia.
Respecto a la reciente elección, ¿cómo se siente ser la primera mujer en ser rectora de la universidad?
-Siento mucho agradecimiento porque son muchas las emociones. Ha sido como un cóctel de emociones, la primera es gratitud, siento mucha gratitud por mis colegas y no solamente por ellos, sino que por la comunidad universitaria porque de alguna manera en este sistema que tenemos de elecciones, se reúne con estudiantes, con nuestros funcionarios, profesores, directivos. Entonces mi primera emoción es de gratitud a todas esas personas que depositan en mí una confianza, entendiendo que son momentos difíciles en general para la educación superior. También siento esperanza porque se deposita la confianza, así como la depositan en un hombre, también la academia la deposita en una mujer, entonces, siento optimismo que podemos hacer cambios, aunque efectivamente, hay desafíos que son difíciles.
Durante este tiempo usted deberá asumir desafíos, ¿qué temas los considera como prioritarios para su gestión?
-Son de distintos niveles. No sé qué orden estoy dándole aquí, pero siento que tenemos como misión el ser una oferta destacada para nuestros jóvenes. Es un compromiso con nuestro entorno más cercano porque, por su puesto que son bienvenidos estudiantes de todo el país o de otros países, pero el primer compromiso es con los jóvenes del norte o de lugares donde habitamos como Coquimbo. Para eso, tenemos que hacer un esfuerzo por mantener o mejorar nuestra oferta, la que tienen que ser de calidad y acreditada. Hay que poner énfasis en que los escenarios son más competitivos, más desafiantes, entonces nosotros tenemos que asegurar que somos una buena oferta, no la excelencia por ser excelentes, sino que queremos ser excelentes porque tenemos ese compromiso con los jóvenes.
Identidad
¿Qué importancia le otorga a la identidad de la universidad?.
-Somos una universidad católica y eso tiene que notarse. Lo miraría como el ser consecuente con algo que estamos declarando y eso se tiene que ver en la sala de clases, en el trato en que tenemos entre nosotros como comunidad, en cómo nos vinculamos. Nuestro nombre dice Universidad Católica del Norte y eso traspasa nuestro quehacer y nuestra forma de relacionarnos.
¿Cuál será su carácter durante la gestión?
-No puedo tener otro carácter que el que tengo, en ese sentido, es de apertura porque hoy en día la sociedad necesita apertura y qué es lo que yo puedo disponer de cierta manera porque es lo que me hace sentido como ser humano, el diálogo. Soy una persona dialogante. Tengo una tendencia a lo comunitario más que a lo individualista, me parece que todo lo que se hace extremadamente individualista hace mal, tal vez es muy radical decir hace mal, pero siento que en el fondo lo que tenga que ver con la excelencia de uno o de un área, no está bien. No tengo dudas sobre cuáles son los valores que a mí me inspiran. Para mí es importante la transparencia, la integridad, el ser consecuente con lo que decimos y prometemos.
El tema económico es uno de los temas complejos que atraviesa la educación superior, en ese sentido. ¿Cómo va a proceder en cuanto a la deuda de la universidad?
-Tenemos que revisar bien, entender la situación. Creo que hay varios aspectos que son externos, pero eso no significa que no nos podemos hacer cargo. Somos una universidad privada de derecho público, o sea, claramente esta universidad no es que tenga utilidades para repartir entre socios, este es una universidad que fue concebida para la gente del norte. Entonces, si hoy día se les da a los estudiantes facilidades bienvenidos, pero también no se olviden de nosotros. Haremos los esfuerzos para que a nivel de Estado, a nivel de gobierno, no se olviden de las universidades.
¿Qué espera de la gestión anterior en esta etapa de transición?
-Espero que haya un buen traspaso, que a nosotros nos permita tener el conocimiento de lo que han sido estos cuatro años.
Finalmente, ¿Qué mensaje les enviaría al estudiantado?
-Les diría que sin ellos no hay universidad. Son parte del equipo y es importante lo que vayan opinando, percibiendo, porque en las diferencias generacionales han sido muy fuertes los cambios y no podemos perder el entender el cómo están viviendo los desafíos nuestros jóvenes.