Escuelas modulares
La región tiene una educación de mala calidad, de acuerdo a varias mediciones y nada hace pensar que esto va a cambiar. El gobierno ya se va y sus avances son nulos. No hay proyectos para nuevas escuelas, lo que es crítico para niños que están quedando fuera del sistema. La crisis es grave.
El reciente fracaso en la licitación del Colegio Modular La Chimba, declarado desierto en noviembre, es un golpe alarmante para la educación en Antofagasta. En una ciudad que lidera a nivel nacional en el número de estudiantes sin matrícula, con 370 niños afectados en abril de este año, este retraso es más que un contratiempo administrativo: es un reflejo de la descoordinación entre las distintas instituciones responsables y de una urgente necesidad de acción.
A corto plazo, se están explorando alternativas como la construcción de aulas modulares dentro de colegios existentes y el arriendo de nuevos espacios educacionales. Estas medidas podrían sumar 600 matrículas adicionales, pero son solo paliativos ante una demanda que sigue creciendo. Lo crítico es garantizar que estas soluciones no sean un simple parche, es decir, que se trabaje en una solución de largo plazo y más definitiva.
Por otro lado, la situación en Mejillones, donde también se proyecta un colegio modular para 980 matrículas, ofrece un contraste esperanzador. Aunque el proyecto también enfrenta desafíos, el liderazgo del alcalde Marcelino Carvajal, quien ha logrado asegurar terreno gracias a la colaboración con el Ferrocarril, demuestra que es posible avanzar cuando hay una visión clara y una coordinación efectiva.
Las autoridades deben asumir una responsabilidad compartida y priorizar el inicio de las obras para que el colegio esté operativo en 2026. La educación no puede seguir esperando. Es hora de transformar los compromisos en acciones concretas... Hasta ahora, mucho slogan y pocos resultados.