Actualmente, existe un aumento de personas jóvenes con ACV, lo que pudiese estar asociado a los estilos de vida poco saludables. Un accidente cerebro-vascular (también llamado "ataque cerebral" o "apoplejía") ocurre cuando se detiene la circulación sanguínea del cerebro, incluso durante solo un segundo. La sangre transporta oxígeno y otras sustancias importantes a todas las células y órganos del cuerpo, incluyendo el cerebro.

Hay varios factores de riesgo como el consumo de tabaco, vidas con alto nivel de estrés, sedentarismo y uso de pastillas anticonceptivas la edad, ya que a mayor edad existe mayor riesgo; el sexo, los hombres tienen un riesgo más alto, al igual que las personas que tienen familiares directos con antecedentes de ACV.

Lo llamativo es el aumento de casos de ACV en poblaciones más jóvenes. Se estima -según documentación médica internacional- que hasta un 15% de los eventos cerebrovasculares ocurren en adolescentes o adultos jóvenes, asociados en parte a la creciente prevalencia de factores de riesgo cardiovascular y aumento de enfermedades crónicas como la hipertensión, colesterol alto y diabetes, entre otros.

Es de suma importancia poder conocer los signos y síntomas que indican que una persona se encuentra cursando un ACV. Mientras más rápido acudamos a un servicio de urgencia hospitalario, mejor es el pronóstico de sobrevida de la persona.

Debemos prestar atención a las siguientes señales: dolor intenso de cabeza que no cede, dificultad o pérdida en la movilidad de un lado del cuerpo (brazos o piernas), así como no sentir las extremidades. Dificultad para comunicarse y/o desorientación. Los minutos de definición son claves para evitar una tragedia.

Profundo dolor causó en todos los círculos de nuestra ciudad de Calama, el deceso de nuestro gran amigo Mario Roberto Ramos Reyes, de una relevante trayectoria profesional y de meritoria actuación en las radioemisoras de nuestra tierra generosa de Sol y Cobre.

La vida de nuestro recordado amigo Mario Roberto, es una de las más hermosas lecciones que es posible deducir como manifestación permanente de esa enseñanza que nos dice que no hay inmortalidad mejor ganada que aquella que se alcanza a través de la permanencia de una obra ética.

Con toda razón, despedimos los restos en el umbral de lo desconocido con la oración fúnebre…Acongojado bajo el influjo de una tristeza muy honda, llegamos hasta a este recinto de paz para entregar a la tierra los despojos del que fuera nuestro amigo Mario Roberto, que ha levantado hacia las regiones desconocidas de la inmortalidad.

Fue querido, porque la fraternidad fue la tónica característica de sus actuaciones y fue ilustre por el trazado de sus variadas y ennoblecedoras inquietudes. Durante toda su vida, laboró incansablemente y desinteresadamente por el bien de sus semejantes y por el engrandecimiento de nuestra ciudad de Calama. Participó con clara inteligencia y devoción en la comunidad. Lo vimos en las radioemisoras de Chuquicamata, Calama y Antofagasta, en el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura de Chuquicamata, en el Iquique English College, en la Liga de Estudiantes, en la Lisodech, en las Campañas Solidarias.

La vida del ilustre amigo Mario Roberto fue demostración permanente de la esencia que dignifica y eleva la personalidad humana y era, en verdad, una de las reservas morales más preciadas de nuestra comunidad y de la radioemisora toda.

A esta hora debe haber ya dado cuenta de sus acciones al Todopoderoso, pero sin duda alguna habrá llegado hasta él con la misma humildad, con la misma sencillez que caracterizaron todos sus actos de su vida, pero con la altivez consciente de quien siempre cumplió con sus deberes, tanto familiares como profesionales, para eso vivió en las filas de los hombres que van en pos de las más elevadas virtudes y cualidades que es dable alcanzar a los seres humanos.

Con el acentuado espíritu de tolerancia supo hermanar y unir todo lo que tendiera a separar a los hombres. Practicó la virtud y la verdad, porque esa es la única distinción que nos concede la vida, ya que todo lo demás, desaparece ante el nivel implacable de la muerte.