País de centro
Los casos de naciones exitosas están más vinculados a una política de colaboración que intentos permanentes de refundación. No puede olvidarse aquello. Leer el país y el mundo en clave de izquierda/ derecha es un error. Las claves podrían estar más cerca de la destrucción de las instituciones.
La reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos-CEP- muestra o consolida la impresión de que Chile es un país mayoritariamente de centro, detalle que también se consolida en los procesos eleccionarios.
Es probable que la excepción sean los dos fallidos procesos para la elección de los redactores de una nueva constitución, donde observamos un movimiento pendular cargado primero a la izquierda y luego a la derecha, pero que terminaron en un rechazo a ambas propuestas por caer en extremos.
Para muchos, esto suena a una ciudadanía cada vez más incomprensible, aunque en realidad se trata nada más que de personas cada vez más empoderadas y comprometidas con tejer su propio destino. Hasta dónde llega el Estado con ello, es una de las cuestiones que la política aún no define, interpreta, ni menos propone correctamente.
Una sorpresa del CEP se relaciona con la negativa imagen que se ha construido del estallido social, lo que no debiera ser leído tan felizmente por quienes siempre tuvieron una mirada crítica de los hechos protagonizados hace ya cinco años.
Circunscribir el 18 de octubre sólo a un episodio de violencia desatada es un error de abstracción enorme y peligroso para el futuro, ya que el fenómeno es harto más complejo que ese reduccionismo interpretativo.
Es cierto que la violencia empañó las demandas legítimas y, peor aún, oscureció las complejidades del individuo y el colectivo nacional del siglo XXI, pero las transformaciones y consecuencias están allí, latentes y sin atender: la soledad de la modernización.
La clave no está en las lecturas clásicas de izquierda/ derecha, sino en atender el país en el que nos hemos convertido, tanto en sus desafíos como los riesgos existentes para su éxito en las próximas generaciones.