El "burnout" del profesorado en Chile
Marcelo Trivelli , Fundación Semilla, Jesús Aranda Valverde, Pastor evangélico
Un estudio del CIAE (Centro de Investigación Avanzada en Educación) y del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la U. de Chile consideró a todos los docentes que ingresaron a la profesión entre 2005 y 2016 y encontró que alrededor del 20% de ellos se retira antes de cumplir 5 años trabajando en el sistema escolar y el 30% lo hizo al cumplir 10 años de años de docencia.
Poco se sabe de quienes permanecen en la práctica pedagógica. No sabemos qué los motiva o los amarra para continuar la labor docente, ni tampoco sabemos en qué condiciones de salud física y mental se encuentran.
Pero lo que sí sabemos y está documentado y respaldado por la experiencia y los testimonios de profesoras y profesores es que se enfrentan a diversas dificultades tales como: cargas administrativas excesivas; no solo deben preparar clases y evaluar a sus estudiantes, sino que también se les exige realizar labores burocráticas, por ejemplo, formularios interminables, reuniones sin sentido y reportes constantes son solo algunas de las responsabilidades adicionales a la docencia en el aula.
También desarrollan su actividad profesional bajo la permanente exigencia para mejorar el rendimiento de sus estudiantes, adaptarse a nuevas metodologías y currículos, y gestionar comportamientos desafiantes en el aula. Lamentablemente muchas veces no tienen las herramientas para empatizar y resolver conflictos al interior del aula.
En una rápida revisión de las mallas curriculares de la formación inicial docente de las principales universidades chilenas, se observa que están centradas en la enseñanza de didácticas y materias relacionadas a su especialidad. Carecen de áreas de educación socioemocional, resolución de conflictos, prevención de violencia y motivación al estudiantado.
El exceso de burocracia, la falta de actualización profesional y la ausencia de herramientas socioemocionales generan una presión laboral que lleva con frecuencia al agotamiento profesional o "burnout". El estrés crónico afecta la salud mental y física de los profesores. Un estudio realizado por Colegio de Profesores en 2022 indica que 16,2% de quienes respondieron la encuesta habían solicitado licencia médica por salud mental.
En Fundación Semilla vemos que hay mucho interés en perfeccionamiento del magisterio cuando se presentan oportunidades que abordan pedagógicamente y de manera lúdica y entretenida situaciones que se producen en el aula y que mejoran la relación maestro-estudiante, estudiante-estudiante y maestro-maestro. Aportamos en la formación socioemocional y convivencia, pero nuestro desafío es que se incorpore en la formación inicial docente y sea una política de Estado.
Una profesión tensionada y con baja valoración social corre el riesgo de verse disminuida y llegar al año 2025, según EDUCAR, 2021 a presentar un déficit de aproximadamente 30.000 docentes. Esta es una situación contradictoria con la esencia de lo que es la educación.
Chile necesita un sistema educacional que prevenga el burnout, porque un docente desgastado profesionalmente pierde eficacia y/o abandona la profesión.
Se acaba el mes de julio y llega agosto con el énfasis de honrar y reconocer a nuestros adultos mayores, lo cual es muy bueno. En la Biblia hallamos múltiples referencias a los ancianos (como consejeros) que eran honrados y destacados en la buena marcha de la sociedad judía. Desde tiempos anteriores a la sociedad judía, se usaban a los ancianos en funciones de consejería y como cortes civiles para dirimir diferencias legales personales o de grupos, y entregar justicia al pueblo. En la actualidad, parece ser cada día más escaso, el aprovechamiento de la experiencia y sabiduría adquirida del anciano, quienes pueden aportar para tener una mejor sociedad para todos. Tampoco era requisito indispensable la edad biológica, muchas veces, jóvenes de sabia conducta y actitud, eran considerados en los consejos de ancianos de las ciudades.
Un ejemplo destacado en la Palabra de Dios, es el manejo de la política estatal del hijo de Salomón, este joven rey (Roboam) solicita consejos a 2 grupos diferentes. Los ancianos aconsejan prudencia, liberación de impuestos, entre otras cosas; los jóvenes aconsejan tiranía, más impuestos, lo que iba totalmente en contra del consejo de los ancianos. Este joven, en su soberbia, decide oír a los jóvenes; y su reino se divide en 2, perdiendo 10 de las 12 tribus que la componían y quedándose solo con 2 (1 Reyes, capítulo 12) Ejemplo dramático de desechar el consejo de los ancianos. Es que la sabiduría que nos dan los años, hacen posible distinguir mejor el camino a seguir. Lamentablemente hoy, parece que vuelve el reino de los jóvenes y no desean seguir el consejo sabio del anciano.
Por supuesto, la Biblia no esconde que muchas veces los ancianos se corrompen, venden sus consejos y atentan contra Dios mismo, tal es el caso del consejo de ancianos que junto a los del Sanedrín, condenaron a nuestro Señor Jesucristo. Pero eso no quita la enorme importancia de buscar el consejo adecuado en quienes saben más que uno. El apóstol Pedro y también Juan, se definen como ancianos en su cartas, lo que lleva al apóstol Pablo a dar reconocimiento y honor a los ancianos de las Iglesias en formación (1 Timoteo 5:17; 1 Pedro 5:1 y 2 Juan 1:3)
Considero entonces que debemos volver al modelo bíblico e insertar a nuestra sociedad la sabiduría de los ancianos, en todo campo y en todo sentido. Esto debería traducirse en: más oportunidades laborales de asesorías, labores pedagógicas, supervisión de los jóvenes y- por supuesto- jubilaciones dignas, que les permitan vivir sus vidas ancianas con holgura y bienestar total. Si seguimos despreciando la sabiduría de los ancianos, podemos equivocar el camino y llevar a nuestro mundo de mal en peor. Mejor atendamos el consejo bíblico y celebremos a nuestros ancianos en su mes y todo el año. Se lo merecen.