Desde el 2021, nuestra organización puso en la mesa la amenaza peruana que significaba la construcción en Perú del puerto de Chancay, muy cerca de Lima, esto es, perder la hegemonía del Pacífico, propusimos en su oportunidad que Chile debía contar con un puerto de aguas profundas de características multipropósito, moderno, tecnológico y sobre todo que pudiera recibir buques del tipo Gigamax y que salieran directo al Asia Pacífico a objeto de presentar una oferta alternativa a los puertos mejicanos y de EEUU que es donde va a trasbordar la carga que sale desde nuestros puertos con destino al Asia Pacífico. Las cargas de Argentina y Brasil no salen por el Canal de Panamá ni menos a través del Estrecho de Magallanes como insistentemente se escucha en los distintos foros bioceánicos.

Advertimos al GORE en enero de este año una nueva amenaza derivada de la visión china-peruana respecto de convertirse en el puerto más importante del Cono Sur Pacífico, ahora se trata de un Gigapuerto en Corío, en la región de Arequipa capaz de recibir buques con capacidad de hasta 26.000 TEUs. También, dijimos que nuestro país se quedó dormido desde el año 2006 cuando el entonces presidente Alan García QEPD vino a Chile a anunciar esto en nuestra propia cara.

Para que esto pueda resultar, Perú se juega la carta de administrar los cinco millones de TEUs al año que mueven los puertos chilenos, ellos solo mueven, hasta el 2020, dos millones y medio de TEUs, esto nos da a entender que con esta ventaja no podemos perder de vista construir nuestro propio Gigapuerto a pesar de todo, en especial en el punto de salida del Corredor Bioceánico Trópico de Capricornio (CBTC), siempre hemos propuesto la zona de Tocopilla, por varias razones que ya hemos mencionado en otras publicaciones. De no hacerlo seremos los Uber o los Cabify del sistema portuario del Cono Sur Pacífico enriqueciendo las arcas peruanas, exportando nuestro PIB.

Y si de amenazas se trata, para peor el diario argentino La Nación publica el pasado 10 de junio 2024 un video noticiario que da cuenta que el gobierno de Lula da Silva ha considerado la construcción de una "Ruta Amazónica" con directa salida al Puerto de Chancay, que le ahorraría, respecto de las actuales rutas, 7.000 Km de distancia para llegar a China y además que, por el tipo de buques que transportarían la carga, también hay un ahorro considerable en el tiempo total de navegación. Esta alternativa no existiría si no hubiese existido Chancay. Todo esto mientras en Chile nos damos vueltas en foros y seminarios en donde se repiten siempre los mismos temas, con las mismas imprecisiones, pero no nos ocupamos de lo importante. Ni siquiera nuevas líneas férreas en la región de Antofagasta ni las ampliaciones del Puerto de San Antonio serán suficientes para competir con el poderío portuario que representa Perú en asociación con China, que es su principal financista y beneficiado con estos proyectos.

Este tema tiene una importancia geopolítica y geoestratégica para nuestro país, solo contar con un puerto de aguas profundas a la salida del CBTC dará vida y abrirá el soñado corredor bioceánico, atrayendo la carga cual fuerza de gravedad, no los maquillajes que podamos hacer a los puertos que ya existen.

La noche más corta, pero el comienzo de los días más extensos son celebrados cada año en el año nuevo de los pueblos originarios, una fecha con un significado espiritual y cultural, pero determinado por la ciencia y la cosmología al tratarse del solsticio de invierno en el hemisferio sur.

El We Tripantu o Wiñon Antü o "el regreso del sol", es un fenómeno cósmico que ocurre cuando el Sol inicia su regreso al sur del planeta, acercando los meses de primavera y verano. De allí, este fenómeno natural celebra la vida, teniendo un profundo y sentido significado para los pueblos originarios.

Por ejemplo, el "Inti raymi" es la ceremonia del año nuevo Quechua y representa el regreso del Sol; el "Machaq Mara" marca el inicio de un nuevo ciclo agrícola donde la identidad aymara contemporánea se fortalece con la energía solar y el compromiso de respeto a la Madre Tierra. Además, también está el "Aringa Ora" o "Koro", que es la fiesta equivalente al año nuevo Rapa Nui. En ella se homenajea a los antepasados en los Ahu (altares ceremoniales) y se pide por la fertilidad y la productividad de las familias y los recursos naturales.

Por esta razón, se estableció el 21 de Junio como el Día Nacional de los Pueblos Indígenas, fecha que se ha hecho coincidir con el también denominado "Año Nuevo Mapuche" o "We tripantu", ocurrido entre los días 21 y 24 de este mes.

Chile es un país fundamentalmente mestizo y con una fuerte impronta de los pueblos originarios. De acuerdo al último Censo de Población y Vivienda del INE, la población indígena en Chile es de 1.565.915, esto es, el 9% del total nacional, de los cuales, el pueblo Mapuche representa 84% de dicho grupo, en tanto que el Aymara, Diaguita, Atacameño y Quechua, representan en conjunto, aproximadamente un 15%.

Ciertamente, la sabiduría de los pueblos originarios tienen mucho que entregarnos y la festividad que nos convoca emerge como una posibilidad para encontrar el renacer y el reencuentro en momentos en que las divisiones de distinto tipo caracterizan el debate nacional.