El déficit de infraestructura carcelaria y la sobrepoblación de los recintos penales, es una problemática histórica del sistema penitenciario, no obstante, en los últimos meses, hemos sido testigos del crecimiento exponencial de las personas privadas de libertad, alcanzando a alrededor de 54 mil internos a nivel país, para una capacidad que bordea las 42 mil plazas.
Ante este escenario, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, junto a Gendarmería de Chile, impulsa un Plan de Infraestructura Carcelaria, que implica diversas acciones, para generar nuevas plazas para la población penal, mediante la densificación y ampliación de establecimientos, la reapertura de unidades y la puesta en marcha y proyección de nuevas cárceles, con énfasis en módulos y espacios de máxima y alta seguridad.
En Tocopilla, Calama, Antofagasta y Taltal no estamos exentos de esta realidad y por ello, nuestro foco está puesto en mejorar las condiciones de habitabilidad de las personas privadas de libertad y velar por el adecuado desarrollo laboral de nuestro personal, mediante la gestión de recursos con diferentes organismos, en especial para resolver las urgencias del sistema.
En este punto es fundamental el trabajo multisectorial, en un contexto que a su vez está marcado por una nueva criminalidad y en el que, como institución, además, tenemos mucho que aportar, a partir de la riqueza de la información y el conocimiento experto que nos brinda el trabajo penitenciario.
El desafío hoy es hacernos cargo de las brechas del sistema y proyectar soluciones a corto, mediano y largo plazo, acorde a las necesidades del país en un ámbito siempre complejo y dinámico, como es la seguridad pública. Nuestra misión como Gendarmería es aportar a ese objetivo, mediante la seguridad de nuestros recintos y procedimientos, fortaleciendo el control que tenemos, así como a través de toda acción que apunte a la reinserción de las personas privadas de libertad, siempre con un enfoque de respeto a los derechos humanos.
En mis primeras semanas a cargo de Gendarmería Antofagasta, he podido recorrer todos los recintos para conocer de primera fuente la realidad penitenciaria regional e interiorizarme de sus particularidades, a objeto de tener un detallado diagnóstico y así determinar de qué forma seguir avanzando, entendiendo la relevancia que nuestra labor tiene para la calidad de vida de cada habitante del país.
Con mis 26 años de servicio y hoy como director regional de Gendarmería, asumo esta responsabilidad con la convicción que tenemos las capacidades y las competencias para dar respuesta a lo que la comunidad espera de nosotros, con plena confianza en el abnegado trabajo y compromiso de nuestros funcionarios y funcionarias, que cada día entregan lo mejor de sí para ese objetivo.