Monumentos históricos se enlazan a la identidad nortina manteniendo una deuda con el pasado indígena
REGIÓN. La mayoría de las antiguas construcciones se ubican en las tierras altas, como los pucarás. Mientras que en las ciudades predominan figuras de la Guerra del Pacífico.
El Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) cuenta con 134 monumentos en la Región de Antofagasta. La mayoría, 78 de estos, se ubican en la capital regional, donde hay 51 monumentos públicos como El Reloj de Plaza Colón (obsequio de la comunidad inglesa) y bustos de héroes de la Guerra del Pacífico, mientras cuenta con 23 monumentos históricos como el Sitio de Memoria Ex Centro de Detención Providencia. Al interior de la región la situación es contraria, ya que existen más monumentos históricos que públicos en sus territorios, como los pucarás de Lasana, Turi y Quitor, Tranque Sloman y el mismo pueblo e iglesia de San Pedro de Atacama.
Estas obras del pasado que se enlazan a la identidad regional que estudió el licenciado en Historia egresado de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), Osiel Vega Salinas en Antofagasta durante 2019. Revisando monumentos públicos determinó que ocupan gran parte de los espacios públicos de la ciudad ocho figuras de la Guerra del Pacífico, entre ellos Arturo Prat y Manuel Baquedano. Héroes militares que el Estado usó, como elementos unificadores de la identidad nacional, sin que necesariamente se enlacen a la identidad local.
"Un ejemplo de esto son las décadas posteriores a la Guerra del Pacífico y a la anexión de Antofagasta, donde la ciudad se encontraba aún en medio de un proceso de integración al Estado chileno, aquí los monumentos jugaron un papel clave en el levantamiento de una identidad nacional homogénea, intentando con esto integrar tanto a la población boliviana y chilena presente en la ciudad, incluyendo incluso a las comunidades europeas que llevaban varios años en la región", explicó el historiador de la PUC.
A 150 años de la fundación de Antofagasta, Vega Salinas considera que existe una deuda en cuanto a monumentos del pasado indígena evidenciado hace 10 mil años por la arqueología, la matanza de la Plaza Colón (1906) y la misma fundación con solo dos representaciones de este hecho, como los monumentos de José Santos Ossa creado en 1978 y a Juan López inaugurado en el 2014.
"Si bien existen protocolos para el levantamiento de monumentos públicos a través del CMN y concursos públicos para la implementación de nuevas iniciativas, es de suma importancia levantar el debate y la conversación sobre las representaciones que están en nuestras calles, ya que de esta manera podremos visibilizar las necesidades de nuestro territorio, posibilitando la creación de nuevos proyectos que se basen en nuestra propia realidad", explicó el investigador.
Pucarás
Los siete monumentos arqueológicos están al interior de la región, debido a que, en el pasado esta parte tuvo mayor auge que la costa en cuanto a construcciones, quedando dos de ellos en Calama, cuatro en San Pedro de Atacama y uno en Sierra Gorda.
"Ahí están como mudos testigos contándonos su historia los pucarás, que bueno en tiempos muy entre comillas recientes les comenzamos a llamar pucarás, pero en un principio fueron aldeas, pequeñas ciudadelas que posteriormente el inca las fortifica y toma como nombre el pucará: estos centros administrativos y de defensas que tuvo el territorio reflejan una grandiosidad de socialización del manejo del territorio que se tuvo en tiempos precolombinos", dijo Osvaldo rojas, director del Museo de Historia Natural y Cultural del Desierto de Atacama.
Rojas considera que "el hombre día a día hace historia y muchas de las cosas que el hombre de hoy está haciendo hoy día pueden permanecer en el tiempo unos quinientos, mil, dos mil años más", por lo que toda evidencia del pasado es digna de conservación.
"No debemos esperar que un decreto o una ley nos obligue a conservarlas. Muy por el contrario, ahí está la memoria, está la presencia, está el trabajo del hombre del ayer. Que son nuestros abuelos, nuestros antepasados. Ahí está esa vorágine de fuerza y de confianza en la conquista del territorio que estamos disfrutando. En esas evidencias está la plataforma granítica que sustenta al hombre de hoy", complementó Osvaldo Rojas.