Nos complace recibir periódicamente los resultados de los Barómetros regionales ejecutados por el Instituto de las Políticas Públicas de la UCN. El último del 2023 abordó: Ciudad, Patrimonio, Calidad de vida. Sabernos cómo vivimos, como ciudadanos en nuestros territorios de mares y desiertos, de pobrezas y riquezas, de satisfacciones e insatisfacciones es tomar no sólo conocimiento, sino también conciencia de lo bueno y lo malo que respiramos en nuestros territorios. Los diagnósticos deben ultimarse en propuestas, alternativas de soluciones.
Las intervenciones de panelistas como de don Juan Pardo sociólogo de la Universidad de Chile, Sra Karen Fried Arquitecto, experta e n Patrimonio y de nuestro eminente historiador José Antonio González pudimos observar las convergencias en sus participaciones sobre lo que más nos "aprieta": la delincuencia, el costo de la vida, migración, crecimiento inorgánico, educación, salud mental.
Nuestro aporte al debate de las políticas públicas es traer a la visualización aquel punto ciego: la existencia jurídica de las Juntas de Vecinos que de "resucitarlas" podrían llegar a ser o deberían llegar ser la articulación de los tejidos sociales de base, las promotoras de una democracia participativa, pues sólo contamos con una democracia representativa que ya hemos dicho que no da el ancho a las complejidades de la sociedad actual. El poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial son las instituciones súper estructurales que distan de la "plebe", de una sociedad masificada que vive a expensas "de quiénes la gobiernan" y de los vaivenes circunstanciales.
Valga tener presente que una Nación es una población humana consolidada por su lenguaje, su cultura, sus recursos naturales, su historia y es toda su población que protagoniza sus evoluciones e involuciones. Sin embargo el hecho real social lo protagonizan "las autoridades electas".
De las interacciones de los panelistas pudimos escuchar las siguientes frases en sus análisis: " Fomentar la participación comunitaria. Una ciudad viva vincula a sus habitantes. Rescatar el sentido de comunidad. La "evaporación" de nuestra identidad comunal".
Si nuestra sociedad de consumo y, por ende una sociedad individualista, por sí misma socava la participación voluntaria en las Juntas de Vecinos y puedan "incidir" en las políticas públicas, difícilmente pudiesen sustentarse. Ellas se constituyen sin fines de lucro, se financian con "una mezcla de aportes municipales y de cuotas de socios" como dicta su propia Ley 19.418. Su legalidad ha generado centenares Juntas de Vecinales nominales y pocas gozan de convivencias, actividades incumbentes a sus áreas poblacionales.
Vemos potenciar a las Juntas de Vecinos como ejes para ser aportes a las problemáticas sociales, cultivar la amistad cívica, desarrollar el sentido de solidaridad, ser vigías de las delincuencias, de integrar las migraciones e incluso proyectar la socialización hacia los establecimientos educativos. Si el ser humano crece en todos sus aspectos, por la relación con los demás, por el servicio mutuo, por el diálogo con los demás, y así se capacita en responder a su vocación de ser persona, bien podemos sostener que la las Juntas de vecinos pudieran ser organismos vivos de humanizar una sociedad profundamente desintegrada.
¿Qué Institución pudiera asumir, liderar el restablecimiento de las Juntas de Vecinos: Una Universidad? el Municipio? ¿Las Gobernaciones? El Parlamento readecuando sus leyes para que asuman el rol de ser los Tejedores, los "PANALES" de la identidad social?