Durante los últimos años hemos sido bombardeados por una serie de informaciones que refieren la importancia de evitar ciertas conductas que resultan perjudiciales para la salud.
Este bagaje de antecedentes se ha acrecentado notoriamente gracias a internet y las redes sociales en general, instancias en que las autoridades y expertos recomiendan la actitud que debemos adoptar frente a la alimentación, la actividad física y el consumo de tabaco y alcohol.
Lamentablemente resulta evidente, que en general, miramos con distancia, incredulidad e irresponsabilidad tales antecedentes, poniendo atención sólo a aquellos padecimientos que pudieran afectarnos en el corto plazo o que pongan en riesgo la vida.
Prueba de todo ello, es el hecho que existe un significativo número de personas que tienen sobrepeso y obesidad, lo que afecta de manera significativa a la población infantil. A esto se suma la exposición solar a la que se someten bañistas de todas las edades, sin la debida protección.
Paralelamente, resulta preocupante la baja adherencia de la ciudadanía a una serie de exámenes médicos preventivos y disponibles tanto en el sector público como privado como la mamografía, el papanicolau, el examen para evitar el cáncer colon rectal, pruebas que permiten una temprana detección y con esto, hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
¿Cuándo tomamos conciencia de todas estas temáticas? ¿Cuándo hacemos caso a las advertencias de las autoridades y de los expertos? Penosamente, reaccionamos tardíamente y es que como dice el verso bíblico "todo lo que el hombre siembre, eso también segará… inevitablemente comenzamos a vivir las consecuencias de nuestra tozudez.
Ha llegado el tiempo de instalar a nivel personal y familiar una verdadera cultura de la promoción y la prevención de la salud; de ser responsables con uno mismo y con quienes están a nuestro cargo.
En ese plano, el tema de la vacunación contra el Covid19 resulta imprescindible. Se trata de un agente viral que muta, que genera nuevas variantes, que está latente y que vino para quedarse.
A la fecha sólo alrededor de 700 personas han recibido su segundo refuerzo de la vacuna bivalente en la región, siendo imprescindible que los grupos objetivos que ya cumplieron un año desde su última dosis, concurran a los centros de vacunación; es decir, mayores de 60 años, inmunocomprometidos, profesionales de la salud, crónicos y embarazadas.
La cobertura de la Región de Antofagasta alcanza al 0,12%, inferior por cierto al promedio nacional (0,38%) y supera únicamente a las regiones de Arica y Parinacota (0,09%) y Los Lagos (0,11%), lo que sin dudas es preocupante.
Resulta fundamental que las personas pertenecientes a los grupos de mayor vulnerabilidad estén al día con sus esquemas, de modo de llegar protegidos para los meses de invierno, cuando los agentes virales tienden a acrecentarse significativamente.