Luego de escuchar el famoso audio que ha sembrado vientos a nivel nacional, les dejo mis reflexiones, sin la certeza de que dichos vientos vayan a cosechar tempestad alguna.
Estoy hablando de los 105 minutos de conversación que sostienen los "verdaderos chilenos" Hermosilla, Sauer y Villalobos, en el cual desnudan la intrincada red de intereses y relaciones que articulan algunos empresarios con los entes reguladores más importantes del país. Complejo, por decir lo menos y un golpe artero a la crisis de confianza que vivimos.
El audio deja en evidencia aquello que Foucault entendía perfectamente: Nada es ideología, tampoco credo religioso, menos profesión. Todo, absolutamente todo es poder y discurso.
Momento preciso para recordar a Giovanni Falcone, el juez italiano que se enfrentó a la mafia siciliana intentando desmantelarla. El 2022 se cumplieron 30 años de su asesinato por encargo, al que le seguiría -57 días después- el del adjunto de Falcone, Paolo Borsellino. Atentados que dieron un impulso a la lucha del país contra la Cosa Nostra. El pueblo siciliano salió masivamente a expresar su repudio y se aprobaron leyes para golpear económicamente a las organizaciones criminales. Cuánta razón tenía el juez Falcone: "La mafia no es invencible, solo necesita que la sociedad se ponga en pie y levante la voz contra ella".
En el caso que nos ocupa: salpicado de coimas a funcionarios, facturas falsas y decenas de sociedades de terceros, la Fiscalía ya comenzó a desarrollar importantes diligencias, a las que se suman indagatorias internas del Colegio de Abogados, además de las denuncias ante el Ministerio Público del Servicio de Impuestos Internos (SII) y la Comisión Para el Mercado Financiero (CMF).
De aquí en adelante todo dependerá del Poder Judicial. El más débil de los poderes del Estado. Porque no tiene, al decir de Alexander Hamilton, ni la bolsa ni la espada (ni dinero ni armas). Su poder se funda en el respeto de los otros poderes y en el prestigio que tenga en la sociedad. Prestigio que se construye con la Justicia de sus decisiones.
Veamos entonces qué curso toma la investigación, qué pruebas presentan los abogados y qué decisiones tomarán nuestros jueces. Giovanni Falcone nos anticipa el posible desenlace: "Se puede hacer desaparecer el cadáver de un hombre. Y sin el cuerpo del delito no hay delito. El dinero, en cambio, siempre deja una huella…"
Sin embargo, para ello necesitamos ministros, magistrados, investigadores, funcionarios que hagan suyas las palabras de John F Kennedy: "Un hombre debe hacer aquello que su deber le dicta, cualesquiera que sean las consecuencias personales, cualesquiera que sean los obstáculos, el peligro o la presión. Ésta es la base de toda la moralidad humana".
Será el rigor profesional el que permitirá que grupos como estos comprendan que Chile no es el patio trasero de su casa y limiten su insolencia y arrogancia a su esfera privada, si es que.
Estaremos expectantes. Nos hace mucha falta que algo funcione, que algo bueno pase para sostener la institucionalidad de este país, que sigue tambaleándose. Sacudida por el caso fundaciones a inicios de año y ahora por el mafioso comportamiento de representantes de la élite empresarial.
Espero sinceramente que la justicia chilena esté a la altura de las circunstancias. Sería un duro golpe comprobar que el sistema está trabajando para "que todo cambie para que todo siga igual" como sanciona Lampedusa. Un acuerdo transversal por la impunidad no es el camino, si ello llegara a ocurrir, como vimos el 2015 con la clase política, la desesperanza, la anomia y el descontrol se nos instalan definitivamente.