En medio de una crisis que amenaza con socavar la confianza ciudadana, el gobierno parece haber adoptado la táctica del avestruz: ciego, sordo y mudo frente a evidencias claras de un modus operandi en la transferencia de recursos a fundaciones. Lo niega con vehemencia. La ministra Vallejo fue más allá y culpó a la administración anterior. Que todo se debe - textual- a una "debilidad institucional cuyo diseño se originó no en este gobierno, sino que en el anterior y que da cuenta de una brecha institucional que permite que quienes tengan intenciones de otro tipo puedan defraudar al fisco". Una declaración absurda, hasta caricaturesca, de como quien dice; hay portonazos y han aumentado, porque las personas insisten en tener autos y portones. Existe un patrón y la comisión investigadora de la cual soy presidente pudo determinarlo.
El Presidente Boric y sus ministros, lo que han hecho es obstruir, blindar y evadir. Están preocupados de otros temas, y no han asumido su responsabilidad ni han hecho propia la frase del "caiga quien caiga". Han preferido sacar réditos a los Juegos Panamericanos. Lo vimos.
Hasta la fecha y pese a los informes que tienen en sus escritorios sobre los alcances de la investigación que salpica a autoridades de gobierno, no hay medidas tomadas, ni políticas ni administrativas. Un par, insuficiente.
Claramente, el gobierno está por entorpecer la labor de las instancias legislativas, como fue evitar de cualquier manera que Miguel Crispi el asesor de La Moneda declarara en la comisión y a través del ministro Montes, otro blindado, hayan asegurado que no habrán despidos. Ya sabemos, Montes no renunciará tampoco.
Los proyectos destinados a mejorar la calidad de vida en comunidades vulnerables de los que todos somos conocedores, al menos en nuestra región de Antofagasta y que habrían mejorado cualitativamente la vida de los ciudadanos, se ven directamente afectados, y la falta de ejecución de estos programas tiene implicaciones a largo plazo en el bienestar de la población.
En última instancia, el gobierno no puede permitirse permanecer ciego, sordo y mudo ante esta crisis. La falta de acción y la negación de la realidad -en especial cuando se trata de millones de pesos traspasados- solo profundizan la desconfianza y amenazan con dejar cicatrices duraderas en el tejido mismo de la confianza ciudadana y el progreso del país. A nivel local, el gobernador debe responder también frente a sus dichos del destino de esos fondos y debería ponerse a disposición de las instancias fiscalizadoras para ayudar a esclarecer este entramado. Lo que sí es claro, es que estamos frente a un gobierno avestruz.