Los elogios que ha recibido Chile por su impecable organización de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 han suscitado un debate emocionante: ¿debería Chile postularse para la organización de los Juegos Olímpicos de 2036?

Al principio, esta idea podría parecer descabellada o incluso un mero producto del orgullo nacional, pero la realidad es que Chile ha demostrado su capacidad para organizar eventos deportivos de gran envergadura de manera sobresaliente. La alta asistencia de público a los estadios y las instalaciones deportivas llenas reflejan una nación apasionada por el deporte y con la infraestructura necesaria para albergar un evento de tal magnitud.

Uno de los factores cruciales para considerar una postulación a los Juegos Olímpicos es la infraestructura. Lo que dejará los Panam puede ser perfectamente la base para construir lo que falte con miras a esta posible cita mundial.

Habrá 13 años para sumar tecnología y recintos no solo los deportivos, también los que circundan a la actividad como la hotelería para los visitantes que lleguen al país.

Uno de los objetivos fundamentales del Comité Olímpico Internacional (COI) es fomentar la actividad deportiva a nivel global. La alta asistencia de público en los eventos deportivos en Santiago 2023 demuestra que Chile cuenta con el público ideal para cumplir con este propósito del COI. Los chilenos han demostrado su pasión por el deporte y su compromiso con el espíritu olímpico.

Si Chile decide postularse y es elegido para albergar los Juegos Olímpicos de 2036, podría estar ante la oportunidad de organizar uno de los mejores eventos deportivos en la historia del deporte mundial. La nación no solo demostrará su capacidad organizativa, sino que también contribuirá al legado olímpico al inspirar a generaciones futuras a participar en actividades deportivas.

"Por más altas sean las montañas el espíritu de un niño es más alto aún", así dice un pensamiento anónimo. ¿Cómo alcanzar esas alturas? Es tarea nuestra. Es tarea de todos.

Hoy, los rotarios chuquicamatinos tenemos la hermosa ocasión de poder alzarnos hacia la inmensidad maravillosa del espíritu de un niño. De ese niño universal, que vive su mundo de juegos de fantasía, que está aprendiendo a vivir y a conocer la vida. Que camina con su alma pura y limpia, sin conocer egoísmos ni envidias.

Valiosa es entonces que nos brinda la celebración de la Semana del Niño que, desde 1931, celebramos por sugerencia de ese gran hombre, el doctor Luis Calvo Mackenna: noventa y dos jornadas sostenidas, con noble entusiasmo, por Rotary Club Chuquicamata.

A los adultos nos trae gratos recuerdos y sentimos la emoción de añorar a nuestros infantiles compañeros de banco y acrecentar la gratitud por los que fueron nuestros maestros que con su sabiduría y preciados valores humanos nos señalaron el camino del bien, de la verdad y la esperanza.

Porque los rotarios pensamos en el futuro, es que uno nuestros objetivos es la preocupación por los niños. Ellos son el mañana. Son la prolongación de la familia, los componentes de una nueva sociedad y serán los que guiarán los destinos de la Humanidad.

Durante noventa y dos años, Rotary Club ha encendido la llama solidaria, estimulando el respeto y la ternura que debemos sentir todos por nuestros niños, apoyándolos en su ascenso y tutelándolos en su vigor y salud de cuerpo y alma.

En esta semana se exalta en los niños los valores esenciales de la sociedad que contribuyen a fortalecer al hombre en su dignidad y en su progreso de bien. Rotary Club anhela la forja de ciudadanos en quienes el sentido social sea una orden superior. Chilenos que logran plenitud de sus posibilidades, colocándolas generosamente en provecho de los demás.

Se parte meditando en la grandeza de la madre, para continuar alcanzando al elogio del maestro, de la salud y de la escuela y, luego, ensanchando los cauces de la confraternidad, el compañerismo, el deporte y la recreación, para culminar, ciertamente, con el culto límpido a la Patria, como lección de lecciones.

Los rotarios son los caballeros generalmente más conocidos en las escuelas gracias a esta semana. Los niños son nuestros amigos y los rotarios somos sus amigos que queremos ayudarlos a ser mejores.

Hay que vivir estos festejos con el triunfo de la amistad, la solidaridad y la paz, bases de la amabilidad y la alegría de vivir. Para los rotarios, estos son días donde más lucen sus desvelos; porque comprenden que del niño feliz dependerá, mañana, el ciudadano feliz.

Finalizamos diciendo: Niño de mi tierra chilena, niño de mi tierra nortina, niño de mi tierra sureña, niños que sueñan versos y poemas, sueños que son fantasías en arenas, niño mensajero de la amistad, niño mensajero de la bondad, niño compañero de la fraternidad.