Desde el regreso a la democracia se han impulsado diversas formas de reconciliación en un país que quedó completamente fracturado. El Golpe de Estado y la dictadura de Pinochet generaron un quiebre en nuestra sociedad que no hemos logrado superar. Sin embargo, circunscribirlo a quiénes vivimos la dictadura es un profundo error, lo hemos evidenciado con la actual discusión de la élite política de distintos sectores, tanto de derecha como de izquierda, que incluso nacieron mucho después del año 1973 y que siguen replicando frases y argumentos, sin darse la oportunidad genuina de conversar.
Al cumplir 50 años del golpe, aún no es posible conciliar una postura común que nos permita de una buena vez superar el pasado y pensar en un Chile para el futuro, estamos frente a una gran oportunidad de desarrollo, la que no logramos ver y aquilatar porque nos falta la capacidad de superar la discusión del pasado, entendiendo que hay puntos en los que mantendremos diferencias que es necesario aceptar.
Al respecto, valoro el esfuerzo por definir puntos convergentes en las declaraciones que redactó el gobierno y la oposición respecto de los 50 años, ambas comparten tres líneas de pensamiento que son realmente significativas:Cuidado y respeto de la democracia como único mecanismo de resolución de las diferencias. Defenderla de toda forma de violencia y buscar en el diálogo la resolución adecuada de conflictos. Defensa del estado de Derecho y del marco legal y constitucional como forma de acción básica. Promoción y defensa de los derechos humanos como un mínimo básico de convivencia, estableciendo su respeto irrestricto.
¿Si había consenso en esos tres puntos que son fundamentales para nuestra democracia, por qué no adhieren a un acuerdo? ¿Por qué relevar la diferencia y no lograr una declaración común?
La palabra reconciliación en su origen etimológico viene del latín "concilium" (concejo, asamblea, reunión) y del prefijo "re" (volver a) y significaría: "hacer volver a alguien a la asamblea, a la unión y al acuerdo con otros". Reconciliarse supone volver a ponerse de acuerdo y para ello el mínimo básico es potenciar el diálogo. Algo que nos sigue costando, ya que es más sencillo y se corre menos riesgo cuando le hablamos solo a los que comparten nuestra visión.
El diálogo requiere dos condiciones básicas para poder desarrollarse: primero una renuncia a la creencia de que cada uno tiene siempre la razón y por otra parte, estar dispuesto a entender la postura del otro. Pero esto es algo que, en tiempos de redes sociales, funas y cancelaciones, no es fácil asumir, el "miedo" a ser el elegido(a) de turno para sufrir este linchamiento virtual ha provocado la renuncia al rol de liderar que debiera tener la conducción política.
Chile no puede permitirse otros 50 años más de polarización, al menos de este nivel de polarización que está eliminando todo diálogo posible. Tenemos tantas oportunidades de futuro que desde nuestra propia región podemos levantar, oportunidades que si seguimos con esta falta de acuerdo vamos a desaprovechar.
Asumamos esos tres principios: respeto a la democracia, cuidado del estado de derecho y respeto irrestricto a los derechos humanos. Estos tres pilares nos permitirán avanzar hacia un compromiso real con la justicia, especialmente en la herida que supone para miles de familias que aún no obtienen respuesta y siguen buscando a sus familiares, esto es un tragedia de un dolor inmenso de la que no podemos desentendernos y por último comprometernos a resolver nuestras diferencias por la vía del diálogo. La paz es fruto de la justicia y la justicia solo se logra con diálogo, convivencia y reparación a las víctimas.
Con nuestra minería innovando para el mundo
El más reciente reporte de Cochilco informa que la producción de cobre entre enero y julio llegó a 2.959.200 toneladas de cobre fino. Se trata de la cifra más baja desde 2011. Una señal preocupante que se suma las advertencias sobre problemas de competitividad de nuestra principal industria. Sin duda, estamos frente a una oportunidad y desafío gigante porque el mundo demanda cada vez más minerales críticos para enfrentar el cambio climático.
¿Cómo revertimos este escenario? Desde nuestro conocimiento como principal región minera, creemos que la promoción mundial de nuestras oportunidades; certezas, rapidez y eficiencia para concretar las nuevas inversiones; innovación, nuevas tecnologías y valor social son vectores claves para abrir una nueva y dinámica etapa de desarrollo minero.
Un foco estratégico debe estar puesto en potenciar a la industria a través de la innovación e incorporación de nuevas tecnologías, buenas prácticas y desarrollo sostenible.
Aquí sabemos que la minería y su cluster industrial y de servicios especializados es una de las industrias más innovadoras del país. Hemos dado muestras concretas a través del impulso a las desaladoras para uso industrial, energía solar, energía eólica, eficiencia hídrica, así como la automatización, procesos productivos autónomos y los centros integrados de operación a distancia. Para nosotros, la innovación no es una quimera, por eso, nos alegramos cuando vemos cómo nuestra región se ha ido consolidando como un hub de innovación con proyección mundial. Cada día conocemos nuevos programas, de prácticamente todas las compañías mineras, que abren puertas a las y los innovadores para que desplieguen todos sus conocimientos y capacidades, aportando así a una industria más eficiente y sólido ecosistema innovador.
La Región de Antofagasta se ha ido consolidando como un polo reconocido para el desarrollo de proyectos de innovación en la industria minera. En un contexto de transformación digital acelerada, cada vez requerimos más competencias y habilidades tecnológicas, incorporando starts up y empresas que ofrezcan soluciones disruptivas. En este contexto, ya estamos a full en la organización de una nueva versión de nuestra Exponor, la que precisamente se define como "Exhibición Internacional de Tecnologías e Innovaciones para la Minería". Específicamente, con el Programa Lanza Tu Innovación 2024 y Círculos de Calidad 2024, una vez más destacaremos y potenciaremos a nuevos innovadores. Estamos seguros que este esfuerzo que estamos realizando el sector público, empresas, universidades y emprendedores, continuará aportando en mejoras efectivas para fortalecer nuestra competitividad y que, de esta manera, nuestra producción minera se dinamizará y seguiremos aportando sosteniblemente al desarrollo del país.