Empadronar a irregulares
El Gobierno da un paso para conocer cuántos y quiénes son los extranjeros que ingresaron sin cumplir con ningún control migratorio y que desean seguir en el país. Los detractores no le encuentran mucho sentido en el tema de seguridad, porque los delincuentes no se acercarán a los cuarteles de la PDI a pasar por un registro biométrico.
No exento de críticas, el Gobierno puso en marcha un plan de empadronamiento biométrico de extranjeros con el que busca identificar a quiénes ingresaron de modo irregular y dónde pueden estar residiendo. Al ser un proceso voluntario, se da por descontado que no todos lo harán, principalmente, los que llegaron con fines delictuales, pero hay un número mayoritario de quienes quieren avanzar en regularizar su situación migratoria en el país.
Las autoridades de Gobierno y de Migraciones, han manifestado que no se trata de un "perdonazo" para quienes no cumplieron con un ingreso conforme a la normativa, pero sí que es un avance en materia de seguridad al acceder a las identidades de un importante número de indocumentados, lo que se complementará con la información que pueda llegar desde sus respectivos países de origen.
Los detractores de esta iniciativa no le encuentran mucho sentido en el tema de seguridad, porque los delincuentes no se acercarán a los cuarteles de la PDI a pasar por un registro biométrico. Se animan a aseverar que no es más que una previa para regularizar a quienes llegaron a Chile por pasos no habilitados a modo de "perdonazo".
Mirada que no es compartida por un grueso de la población migrante que ya instalada en nuestro país busca el modo de tener sus papeles en regla y así establecerse con tranquilidad. Están conscientes que este no es el proceso aconsejado, pero lo ven como un peldaño para seguir cumpliendo con las obligaciones migratorias.
Lograr que ese gran contingente confíe en la importancia del empadronamiento, claramente servirá en materias de seguridad, porque los que no estén se verán enfrentados a controles más exhaustivos y bajo la duda de cuáles son sus intereses en el país. Serán los que encabezarán la lista de los posibles deportados, cuando el Gobierno lo defina.