De la burbuja inmunitaria a la fatiga pandémica
Patricio Toro Erbetta , Sudirector médico del Hospital Carlos Cisternas
Es tan fácil olvidar que hace tan solo un par de años estábamos sufriendo una de las peores crisis sanitarias a nivel mundial, donde los conceptos de aislamiento social, mascarillas, lavado frecuente de manos, alcohol gel, amonio cuaternario, vacunas bivalentes etc. Se incorporaron al vocabulario cotidiano de la población, fuimos normalizando penosamente que casi 100 compatriotas fallecieran por día por este pequeño asesino que mutaba y ponía de cabeza al mundo científico, poco a poco con el esfuerzo colectivo y con mutaciones más benévolas, nos adaptamos mutuamente ,disminuyendo los casos ,las hospitalizaciones , los muertos y fuimos olvidando rápidamente las salidas furtivas y temerarias a comprar, con el miedo de volver infectados al hogar, al teletrabajo, estudio y reuniones sociales online ,a no despedir nuestros muertos, a la paranoia constante , a la politización de la crisis ,al aprender a tolerarnos y a conocernos un poco más en el encierro obligado, todo eso pasa rápido ,con cicatrices que aún no vemos.
Pero la conducta pendular y dicotómica de los seres humanos al relajar las medidas de contagio aprendidas, nos enfrenta con viejos microbios estacionales subyugados por la emergencia del coronavirus, desconocidos inmunológicamente por los más pequeños, aislados por la burbuja en que los protegimos y que los deja frágiles y vulnerables.
Este año, hemos visto más que nunca, un paseo constante de padres y apoderados con sus hijos menores de 7 años en el servicio de urgencias, todos por virus respiratorios, lo que nos ha hecho pensar, que todo lo que se vivió en la pandemia, fue olvidado completamente. Un hecho tan peculiar y cotidiano, como lavarse reiteradamente las manos, se dejó de hacer. Busquemos en nuestra memoria y aprendamos que esto ya tiene que ser una medida constante en toda época del año.
Si bien, en este momento, las curvas de contagios están estables, queda muy poco para retornar nuevamente a las clases presenciales y se viene el fin de las vacaciones. Pero los fríos con las enfermedades no se han ido, es por ello que no debemos bajar la guardia, la forma de contagio de estos viejos virus enemigos del invierno, son los mismos del coronavirus, tenemos la respuesta en nuestras manos, aprendida a fuego hace tan poco tiempo, no lo olvidemos.