Más allá de lo netamente deportivo, el encuentro del domingo pasado entre Cobreloa y Deportes Copiapó en el marco del Torneo Femenino Ascenso 2023 en la Zona Norte trasciende desde una esfera mayor. A contar de este año y por disposición de las bases de la ANFP, todos los clubes asociados a las competencias nacionales de fútbol profesional deben tener al menos un 50% de su plantilla femenina regularizada con contratos y sueldos.

Por ello, el juego de las "Naranjitas" en el gramado del Zorros del Desierto de Calama se convirtió en el primer partido oficial en que un equipo con deportistas de la capital de El Loa con vínculo y salario entraron a una cancha de fútbol para jugar un duelo que, además, tuvo cobro de entradas como hace 46 años se viene exigiendo para una instancia con varones.

La herencia, que comenzó con la clasificación de la selección chilena femenina que disputó la Copa América en suelo nacional en 2018, clasificando al Mundial de Francia 2019 y que puso en la vitrina a jugadoras que emigraron al extranjero con contratos millonarios tiene hoy en provincias a una nueva camada que sueña con dedicarse a la actividad y hacer una carrera profesional.