Directora de "Fiebre": "La energía de los niños en una sala de cine es otra cosa"
CINE. La nueva cinta de Elisa Eliash se estrena en julio y cuenta las aventuras de Nino y Dina en un universo de fantasía.
Amelia Carvallo
La nueva película de la cineasta Elisa Eliash se estrena en salas este 6 de julio y mezcla animación con live action para contar la odisea de Nino (Lautaro Cantillana Teke) y Dina (Nora Catalano Zúñiga), dos niños que recorren un tiempo y un mundo incierto y maravilloso lejos de casa. Los padres de Nino son Macarena Teke y Néstor Cantillana y completa este pequeño elenco José Soza, con su personaje de Tumu.
Los 84 minutos del filme ya han sido presentados en festivales de lugares como Estonia, India, Rusia, Uruguay, China y Argentina. "La recepción ha sido increíble, la energía de los niños en una sala de cine es otra cosa, la expresividad, la emoción y el hecho de que no se guarden nada hace que los comentarios y preguntas sean alucinantes", cuenta la directora, que agrega que también le han dicho que haga una segunda parte.
"La fiebre y la madre en los relatos infantiles al final son temas universales y otra cosa divertida es que hay un personaje que tiene su propio idioma, que es una sola palabra que repite y nos preguntan por este idioma que igual todos entienden", apunta Elisa Eliash ("Aquí estoy, aquí no").
En sus filmes anteriores, la realizadora había trabajado con niños y cree que aportan "una verdad indiscutible" al cine. Sobre capturar esa etapa de la vida lo ve como un privilegio y es algo que siempre la ha conmovido. "Lo que nunca había hecho era trabajar con tantos niños a la vez, porque en la película hay muchos niños actores y contamos con un equipo de entrenadores, que se llama 'Pájaro Azul', que fueron un apoyo fundamental en todo el proceso, nos interesaba que fuera un lugar agradable, a pesar de que fue una producción muy grande".
Dibujos en la arena
-¿Cómo fue dirigir a Nora y Lautaro?
-Un placer y un privilegio, porque son encantadores, confío en su creatividad e hicimos un trabajo muy profundo, de mucha conversación pero en un contexto de harto juego. Me hizo recordar mi infancia, cuando me juntaba con los vecinos a jugar y cada cual traía algo de su casa y nos pasábamos todo el día viendo la forma más divertida de trabajar con esos materiales, de darles sentido. Nora y Lautaro tienen la genialidad de jugar y al mismo tiempo hacen la pega de aprenderse los textos, pero como buenos actores que son, lo hacen sin matar la naturalidad y el instinto.
-De las técnicas visuales y cinematográficas que usaste, ¿cuáles fueron tus favoritas?
-Como dice Clara Taricco, productora de la película, por algún motivo nos gusta hacer cosas nuevas que no tenemos idea de cómo hacer. Cada película es un aprendizaje y un desafío. En este caso nos propusimos entrar en una pintura en movimiento, pero siguiendo la lógica de una pintura, es decir sin cortes. Hicimos animación de dibujos en la arena, generamos mundos de papel, nos metimos en una película europea muy loca. Lo del dibujo en la arena le gusta mucho al público, la hizo en Perú un animador muy talentoso. Además están todos los efectos y artefactos en cámara que hicimos con Nico Superby, el director de arte, y Michel Bossy, que es la fotógrafa. Hicimos maquetas, miniaturas, trabajos por capas, efectos ópticos, una verdadera artesanía cinematográfica.
Cantillana y Teke
Néstor Cantillana cuenta que ya tenían una experiencia actoral en teatro con Lautaro cuando él era una pequeña guagua que solo tenía que estar y mostró mucha comodidad en el escenario. "El cine es un arte fantástico que requiere muchos talentos, y lo lindo fue verlo muy cómodo, tiene una calma y un peso específico que hace que le resulte muy fácil actuar". Por su lado, Macarena Teke cree que trabajar con su hijo Lautaro fue muy fluido. "Era fácil lograr la conexión y la intimidad, no teníamos que ponernos en el lugar de ser tal cosa, sencillamente éramos una madre y un hijo en un contexto de ficción, con conflictos que no son los nuestros, hay una actuación".
Cuenta que Lautaro la impresionó por el rigor de su trabajo como el que conduce la historia y Néstor agrega que con Nora lograron hacer una dupla muy buena, querible y tierna. "No sé si puedo ser muy objetivo pero los dos están muy bien, lo hacen increíble y fueron muy buenos partners", dice y no puede evitar mencionar que Santiago, su hijo pequeño, también tiene un rol cuando los protagonistas visitan la Italia de posguerra.