Aprendizaje Político
El fin de semana pasado a raíz de la crisis de la salud concerniente a las enfermedades respiratorias del país, el Presidente Gabriel Boric dijo "…No hay espacio para curvas de aprendizaje, hay que llegar a actuar" (Daniel Matamala, La Tercera, 18/06/2022), al anunciar la salida del subsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos, reemplazado por Osvaldo Salgado. El primer mandatario tiene un especial talento para la construcción de frases que tienen una semántica que nos deja reflexionando y nos da poco tiempo para sobreponerse antes del siguiente error. A Michelle Bachelet se le tildaba de 'maga' por la derecha, pues era capaz de sacar conejos del sombrero, y a Sebastián se le conocía por sus 'Piñerocosas'. Todos los Ejecutivos han pasado por curvas de aprendizaje, algunos de manera más lenta, otros más rápida. Finalmente, queda la sensación que cualquier experticia no alcanza para el manejo del poder.
En su columna, el historiador Juan Carlos Arellano invita a observar los diferentes momentos de la historia nacional republicana y democrática como un 'aprendizaje político' ("El aprendizaje político de nuestro presidencialismo", El Mostrador, 12/11/2020). Es decir, la tarea de la gobernanza a cualquier nivel sería la educación a través de los errores pasados, una especie de 'vicarismo político'. Para Manuel Antonio Garretón, este proceso se daría cuando un actor político internaliza de manera teórica y práctica tanto fines como medios de acción a través de la incorporación de nuevas ideas, su modificación, sustitución, redefinición o reafirmación de antiguos postulados (El aprendizaje político en la redemocractización chilena, 1992). Pero hasta este punto pareciera que los gobiernos, especialmente el actual, no aprenden, no les interesa, o no lo hacen a la velocidad de lo que la ciudadanía quiere y demanda. Es como encontrarnos una y otra vez con el rey de los autogoles (10 en total), el irlandés Richard Dunne con dos anti-récords inclusive en la Premier League.
Esta escasa capacidad de aprendizaje que ya se transforma en un problema ético es lo que observamos con el asunto de nuestra diputada Catalina Pérez y el bullado caso de los convenios de Democracia Viva. Esta situación ha escalado a niveles tan considerables que no me extrañaría que se convirtiera en el 'caso Caval' de Pérez. La problemática de discusión más profunda aquí es que el Frente Amplio como conglomerado ha instalado una 'moralina hegemónica' de superioridad ante la vieja política bipolarizada (izquierda-derecha). Esto me recuerda a la periodista turca Ecce Temelkuran cuando relata su experiencia con el nuevo Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP): "… Puede considerarnos un movimiento, el movimiento de los virtuosos […] Nosotros somos más que un partido. Vamos a cambiar por completo este sistema corrupto" (2019: 25).
Todo el mundo político estaría, de una u otra manera, en el fango (Ricardo Querol, "La Política en el fango", El País, 30/09/2020). El ejercicio del poder podría tener tendencia a ensuciar las democracias o hacerlas insanas, y el exceso de ética no acompañaría a las 'tertulias chillonas de televisión' ni al camorrismo barato en el debate público. Aquí vale la pena cuestionarnos ya a nivel más cercano cómo la competencia farandulera entre autoridades regionales y locales se disputa en celebraciones varias, viajes inesperados al exterior sin una clara utilidad para las necesidades de Antofagasta, y la inacción de parte de parlamentarios y mundo presidencial. Definitivamente en estas condiciones, no hay esperanzas de curvas de aprendizaje que aporten a nuestra 'pequeña california'.
Dra. Francis Espinoza F.
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Esta escasa capacidad de aprendizaje que ya se transforma en un problema ético es lo que observamos con el asunto de nuestra diputada Catalina Pérez y el bullado caso de los convenios de Democracia Viva.
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Académica UCN