El cáncer de pulmón es sin duda la peor consecuencia del tabaquismo. Según proyecciones del Observatorio Global del Cáncer 2020, cerca de 1 millón 800 mil personas en el mundo perdieron la vida por esta causa, una enfermedad que tiene en la decisión de no fumar su principal herramienta de prevención.
Nuestro país no se queda atrás respecto de este tema. De acuerdo a información del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud (Minsal), en 2022, más de 3.300 personas fallecieron en Chile por esta patología, posicionándola nuevamente como la primera causa de muerte por cáncer en nuestro país.
A 36 años de la conmemoración del primer Día Mundial sin Tabaco, fecha instaurada por la Asamblea Mundial de la Salud para relevar el daño que produce su consumo, es necesario sacar la discusión del diagnóstico para llevarla a la creación de estrategias concretas de trabajo e intervención.
Como país hemos dado importantes pasos enfocados en restringir el acceso y espacio de consumo. Sin embargo, hasta ahora, el foco ha estado mayoritariamente puesto en la población fumadora, la que nos ha demostrado con los años que, pese a las barreras, difícilmente erradicará su hábito de consumo. De ahí la importancia de partir antes, con los más pequeños, quienes todavía no inician esta conducta.
En materia preventiva, generar espacios de trabajo y movilización con las comunidades escolares a lo largo de Chile, en etapas tempranas, resulta fundamental. El 14° Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar 2021 reveló que, si bien el consumo de tabaco, alcohol y marihuana entre adolescentes chilenos ha bajado de manera significativa, durante los últimos años, las mujeres evidencian una mayor prevalencia de uso. Una razón más que suficiente para seguir trabajando con este segmento de manera más precoz.
Para la comunidad fumadora debemos ser capaces de instaurar una política pública de tamizaje, a través del escáner de baja dosis, que permita ofrecer a cada paciente la posibilidad de detectar precozmente su enfermedad, y con ello acceder a un tratamiento oportuno y curativo. De hecho, un estudio realizado por The Lung Ambition Alliance, presentado en junio de 2021, señalaba que cerca del 25% de las muertes por cáncer de pulmón podrían evitarse en pacientes de alto riesgo con un programa de detección precoz, en especial teniendo en cuenta que, en la actualidad, 4 de cada 5 personas son diagnosticadas en etapa avanzada de esta patología, reduciendo drásticamente su sobrevida.
La estrategia de prevención y detección precoz no podría estar completa sin un programa de apoyo de cese tabáquico que sea capaz de garantizar el soporte para quienes quieran dejar esta adicción y necesitan del apoyo de especialistas para lograrlo.