Efe
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski visitó ayer el frente en la región de Donetsk, el punto más caliente de la guerra y a poco más de 420 kilómetros de la región rusa de Bélgorod, atacado el lunes por saboteadores que Rusia aseguró haber eliminado en una operación antiterrorista.
El mandatario ucraniano viajó a la línea de defensa cercana a las ciudades orientales de Vuhledar y Mariinka, al suroeste de la capital regional, Donetsk, controlada por las fuerzas rusas desde 2014.
Mariinka, donde en la última jornada se han registrado "numerosos ataques enemigos", forma junto con Bajmut el epicentro de los combates en esta región.
Zelenski condecoró a los soldados que luchan en este frente, entre ellos dos mujeres, y anunció la decisión de aumentar de forma significativa el potencial de los marines ucranianos con la creación del "Cuerpo de Marines".
"El Estado hará todo lo posible para desarrollar una rama de tropas importante y fuerte, al proporcionar a nuestra infantería armas y equipos modernos y crear nuevas brigadas de la Infantería de Marina ucraniana", recalcó el presidente.
Ataque en Bélgorod
El Kremlin no pudo ocultar su "profunda preocupación" por la incursión de partisanos rusos que combaten del lado de Ucrania en territorio ruso, la segunda desde la de marzo en Briansk, pero con más equipos como vehículos blindados.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, insistió en que se trata de "combatientes ucranianos", pese a que el ataque fue reivindicado por el Cuerpo de Voluntarios Rusos y la Legión Libertad para Rusia.
Pese a reconocer Moscú que este nuevo golpe a la seguridad de Rusia requiere "grandes esfuerzos" para evitar incursiones similares en el futuro, el presidente ruso, Vladimir Putin, no convocó un Consejo de Seguridad extraordinario como sí hizo en marzo, sino que por ahora mantiene la reunión ordinaria del viernes.
El periódico independiente Nóvaya-Europa indicó que, después de la "invasión del grupo de sabotaje y reconocimiento de las Fuerzas Armadas de Ucrania", unos 3.200 soldados y un millar de miembros de las fuerzas especiales fueron enviados a Bélgorod, además de agentes del Servicio Federal de Seguridad (FSB).
Durante casi 24 horas Rusia llevó a cabo una operación antiterrorista que dio ayer finalmente por concluida tras asegurar que liquidó a todos los "terroristas" que entraron en Bélgorod a través de un puesto fronterizo.
70 "Terroristas"
"Los grupos armados nacionalistas fueron rodeados y eliminados. Han sido liquidados más de 70 terroristas ucranianos", informó el portavoz del Ministerio ruso de Defensa, Ígor Konashénkov.
El teniente general ruso destacó que parte de los asaltantes fueron expulsados a Ucrania, donde la artillería rusa siguió atacándolos "hasta su total eliminación". También fueron destruidos cuatro blindados y cinco camionetas.
Todo ello mientras los dos grupos de voluntarios "patriotas" advertían que seguirán luchando para combatir al "régimen" de Putin, ya que, aseguraron, "las líneas del frente pasarán por las áreas de ciudades inactivas en la retaguardia" rusa.
Los saboteadores rusos que se atribuyeron el ataque a la región de Bélgorod, la llamada Legión Libertad, destacó la incapacidad del Ejército ruso para impedir sus incursiones: "El Ejército ruso no pudo enfrentar al grupo de patriotas voluntarios que tomaron las armas y no tuvieron miedo de enfrentar abiertamente al régimen de Moscú en aras del futuro libre de Rusia".
Poco después de la publicación, el Ministerio de Defensa de Rusia aseguró en su parte diario de guerra que los militares rusos habían rodeado y aniquilado a las formaciones armadas nacionalistas que ingresaron en los territorios rusos.
No obstante, el grupo de voluntarios destacó que el ataque en Bélgorod "echó por tierra una vez más el mito de que los ciudadanos rusos están seguros y Rusia es fuerte", al no descartar futuras acciones.