Correo
Derecho a vivir con dignidad
Persona migrante, con discapacidad, en situación de calle. Esta trayectoria de vida marcada además por la pobreza y exclusión, como tantas otras que conocemos en profundidad, constituye una grave vulneración de los derechos de Milton Domínguez, quien estuvo hasta agosto del año pasado en nuestra hospedería de Iquique y fue asesinado a golpes la madrugada del 19 de mayo. Su muerte, con justa razón, ha causado indignación nacional.
En Iquique nos contó su historia: era técnico en paneles solares e ingresó a Chile como muchas personas lo han hecho últimamente: de manera irregular y buscando una mejor posibilidad para proyectar su vida. En los baños de la residencia de emergencia donde estuvo, en la plaza Brasil, se contagió de un hongo en un pie. Sin carnet de identidad, no fue atendido a tiempo y finalmente perdió su pierna derecha, quedando con esa discapacidad de por vida. "No todos los migrantes somos malos", nos dijo, al tiempo que relataba todos sus esfuerzos por superar la adversidad.
Como Hogar de Cristo condenamos el acto de agresión brutal que terminó con su vida. Milton no merecía un final así. En Chile, todos los años siguen muriendo personas en situación de calle, víctimas de graves vulneraciones a sus derechos: mueren personas mayores a causa del frío y del calor, mueren personas sin atención oportuna de salud, mueren personas víctimas de la violencia, de maltrato y del odio, mueren personas víctimas de nuestra lentitud para ofrecer soluciones y por nuestro olvido e indiferencia.
Por eso insistimos tanto en buscar soluciones reales y permanentes a las personas en situación de calle, que les permitan el derecho a la vida, a la inclusión, a un techo… a vivir con dignidad.
Andrés Millar Director de inclusión social Hogar de Cristo
Frustración y hastío
Los dichos de la presidenta del PPD parecían insinuar alguna autocrítica en el poco estructurado mundo del oficialismo, algo desde luego infrecuente entre dirigentes que orbitan los problemas desde la esfera de la suficiencia, la egolatría y la displicencia hacia las realidades. Pero esa brizna de sensatez y realismo que pareció infiltrarse en el denso escenario de ideologías recalcitrantes, no duró ni siquiera veinticuatro horas, dado que su autora no tuvo el carácter ni la fortaleza para sostener sus opiniones, y finalmente claudicó ante la marea arrolladora de lo políticamente correcto. Lamentable, sin duda.
Sucede que dos derrotas electorales estrepitosas en menos de un año, la economía virtualmente estancada, el desempleo real ganando terreno, sedicente incremento del gasto público en la creación de más de 90 mil nuevos empleos, inflación persistente por lo mismo, anuncios de nuevos tributos, discursos ramplones, versiones oficiales sobre el pasado reciente, lenguaje en fase de agonía y un ideologismo invasivo y agobiante, conforman un cuadro socioeconómico, político y cultural que está llevando al país, a los ciudadanos comunes y corrientes, al pueblo que trabaja todos los días, a un escenario de profunda frustración, hastío y desesperanza.
Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Exagerada protección
Quienes tradicionalmente concurren con entusiasmo a las ceremonias de conmemoración de las Glorias Navales tanto en Valparaíso como en Iquique, esta vez han sido absurdamente privadas de ello por una exagerada protección de las autoridades ante previsibles contramanifestaciones. Llama profundamente la atención que quienes obran así sean quienes más defendían el derecho a manifestarse y lo hacían incluso cuando éstas incluían violencia extrema.
Jorge Bosaans Vivanco
Femicidios en Chile
Esta semana conmemoramos el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, momento en el que podemos reflexionar sobre las cifras de femicidios en el país, pues la violencia contra la mujer es la principal amenaza a nuestra salud.
Hasta el 21 de mayo, 15 mujeres han sido asesinadas en Chile: jóvenes y adultas mayores; de diversas nacionalidades, con estudios incompletos y superiores; en Santiago y en regiones. Escuchamos un clamor por menor violencia y más seguridad, pero pareciera que esa seguridad es la de afuera, la de las calles, no la que es perpetrada dentro del hogar por hombres, que son parejas y padres de familia, la que también destroza vidas y futuros de niños y niñas.
La acción contra la violencia de género debe ser un imperativo. La educación sexual integral debe estar presente en las escuelas, para aprender a relacionarnos respetuosamente, erradicando relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres. Universidades deben incluir en sus mallas políticas de prevención y sanción contra la violencia sexual y de género. Tengo esperanza en que así, podremos avanzar para que en esta fecha conmemoremos un compromiso genuino y urgente para todo nuestro país.
Sandra Aramburú Académica Escuela de Obstetricia y Neonatología UDP