Representante de la ONU advierte sobre zonas de sacrificio en la región
INFORME. El abogado y relator de la ONU estuvo durante diez días recorriendo territorios señalados como zona de sacrificio para comprender el impacto ambiental de las grandes industrias del país.
Como un país geográficamente diverso, pero que enfrenta una crisis medioambiental creciente e interconectada fue como David R. Boyd, relator representante de las Naciones Unidas sobre derechos humanos y medio ambiente, definió la situación climática en Chile. El abogado terminó su visita de diez días por diversos territorios del país, para conocer de cerca las necesidades e impacto ambiental que sufren diversas comunidades y territorios.
En el caso de la Región de Antofagasta, fueron Calama y San Pedro de Atacama, las comunas visitadas donde el experto pudo conocer los efectos de la actividad industrial en las comunidades aledañas.
Dentro de la crisis que Boyd expresó en su declaración, se plasman las zonas de sacrificio en las que existen comunidades marginadas, vulnerables y las que sufren de exposición extrema a sustancias tóxicas y a degradación ambiental. Además de la escasez de agua y la contaminación atmosférica. "Las zonas de sacrificio son diametralmente opuestas al desarrollo sostenible y dañan los intereses de las generaciones actuales y futuras", afirmó.
"En mis conversaciones con más de 100 personas con inquietudes de todas las regiones de Chile y de todos los sectores de la sociedad revelaron flagrantes violaciones cometidas durante años a su derecho a vivir en un ambiente limpio, saludable y sostenible. En muchos casos, estas violaciones han perdurado por décadas, dejando a las personas sin poder, abatidas y sin esperanza", señaló el relator de la ONU.
Caso Tocopilla
En cuanto a las zonas de sacrificio presentes en la región, Boyd resalta a Tocopilla y Mejillones por el funcionamiento de las de plantas de generación a carbón.
Situación con la que coincide Carlos Guerra, director del Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental CREA, quien explica lo complejo del panorama ambiental en la zona costera puesto que se presentan dos factores determinantes en la crisis.
"Tenemos una doble situación. La contaminación presente y a la que las empresas tienden a cumplir con las normativas y fiscalizaciones, pero que en un tiempo más puede ser un riesgo y en segundo lugar, están los pasivos ambientales, los que son muy preocupantes porque las autoridades y sus decisiones pasadas han permitido que se genere contaminación, como lo que sucede en Tocopilla, lugar en el que se les autorizó a las termoeléctricas dejar los residuos de la quema del carbón a la orilla del mar", explicó Guerra.
Al respecto, la alcaldesa de Tocopilla, Ljubica Kurtovic estima que, "el nivel de contaminación atmosférica sobrepasa las normas. Varias generaciones crecieron respirando lo que emanan las centrales termoeléctricas y el daño potente en la salud de nuestra gente. Es muy común las muertes por cáncer en Tocopilla".
"Ha habido diversos estudios a través de los años, pero nunca se ha resuelto nada. En el 2022 el Presidente Boric vino a Tocopilla a cerrar la última unidad de Engie y a observar la reconversión de dicha empresa, lo que por supuesto como alcaldesa y tocopillana, me parece que es de mayor importancia considerar la reconversión social, económica y laboral de una zona de sacrificio invisibilizada por el Estado como Tocopilla", agregó la alcaldesa Kurtovic.
Chiu chiu y relaves
Mientras que, en territorio cordillerano, la comunidad de Chiu Chiu es la que se hace presente en torno al deterioro de su biodiversidad y calidad de vida a causa de la industria minera y los relaves. Así lo manifestó Ruth Carrazana, dirigenta de la comunidad de Chiu Chiu.
"Con el tema minero, además de la privatización del agua, nosotros pasamos de tener un río con abundante agua porque recuerdo el peligro que significaba ir a nadar al río, el que era torrentoso y en el cual se podían encontrar truchas, ranas y plantas endémicas, pero que ya no es así. Era el sustento de nosotros hace un par de años", declaró.
Ruth Carrazana plantea que las consecuencias del desarrollo minero en la zona han repercutido en el sustento tradicional que tenían de las familias de Chiu Chiu, por lo que han debido convivir y depender de los tratos con las grandes empresas. "Con la minería también se ha deteriorado el suelo porque ya no se da la misma cantidad de vegetales que se daban hasta hace un par de años atrás. La forma en que se sustenta la familia es con lo que le entrega la gran minería como las becas. Entonces se tienen que convivir de una forma muy desagradable", sentenció.
Ante el panorama que evidenció Boyd, concluye en su documento que "Chile debe fortalecer la legislación, las normativas, las normas y políticas para evitar la exposición a sustancias químicas y acelerar la implementación de planes de acción para evitar la contaminación, la eliminación de sustancias tóxicas y la rehabilitación de sitios contaminados".