Lejos del aplastante resultado obtenido por el Partido Republicano, otro dato que llamó la atención después de las votaciones al Consejo Constitucional fue la alta cantidad de votos nulos en la región y el país.
En Antofagasta, en donde 392.283 votantes participaron (equivalente a 81,07% del padrón), 83.169 sufragios fueron declarados nulos por el Servel, equivalente a 21,93% de las papeletas. Un porcentaje que supera a los resultados obtenidos por las listas Chile Seguro (15,11%), Todo por Chile (8,01%) y el Partido de la Gente (11,25%), estos últimos considerados los principales derrotados de los comicios al Consejo Constitucional, dado a que no alcanzaron ningún cupo en el órgano. Los votos nulos, además, estuvieron a 5,6 puntos de distancia del pacto Unidad para Chile, el segundo más votado en la zona y el país.
De igual forma, fueron 18.429 los sufragios en blanco en la región, siendo un 4,86% de los resultados finales informados por el Servel.
Por comunas
En detalle por ciudad, Tocopilla figura como la comuna con mayor porcentaje de votos anulados: un 30,72%, superando a Antofagasta y Calama, las comunas con más electores de la región, en donde los votos nulos fueron el 20,47% y el 23,39%, respectivamente. Después viene María Elena, con un 27,31%, y Sierra Gorda, con 25,50%.
En cuanto a las papeletas en blanco, Taltal tuvo la mayor cantidad (7,89%), seguida de San Pedro de Atacama (6,96%) y Mejillones (6,68%).
Las razones
Cristian Rodríguez, director del IPP de la U. Católica del Norte, resalta que "fue muy elevado (el número) de gente que anuló o votó en blanco". Detrás de esto, argumenta, hay al menos cuatro razones que explicarían el dato. "No puedes comparar esta campaña con el proceso anterior. Son dos realidades muy distintas en contextos distintos. En la realidad anterior, te estabas jugando el futuro de Chile. En esta realidad, no te estabas jugando el futuro del país, lo que quieres es mejorar tu presente. Y finalmente se instaló los temas de contingencia del presente, como lo es la seguridad, qué vas a hacer con la migración irregular, el costo de la vida y la inflación. Se instaló tanto, que fue por sobre el tema constitucional, que es lo que se debatía". Para el caso del debate de derechos sociales u ambientales, Rodríguez indica que "esos fueron los parientes pobres, lamentablemente, de esta campaña".
"No es fácil de participar en una campaña donde hay una selección de alternativas, y no opciones binarias. Mayoritariamente, ese porcentaje no debe ni haber conocido a los candidatos probablemente. Lo que hay ahí es desafección con el proceso. Tercero, creo que, en el fondo, la gente percibió que aquí no hay demasiado juego, salvo para los políticos. Esto también fue percibido como una elección política. El proceso fue fuertemente intervenido por la política desde el Congreso".
En cuarto lugar, explica, "uno no puede comparar el interés, la concentración de medios y recursos que se puso en el proceso anterior, versus el esfuerzo, los recursos y el interés por parte de los medios de comunicación en este".
Coincide Gonzalo Espinoza, investigador de la U. Diego Portales y Núcleo Milenio MEPOP: "Este fenómeno no se evidenció en el plebiscito de salida porque era una elección anómala, que abarcó amplio interés al interior de la ciudadanía. Esta elección era diferente, con múltiples candidatos. Una persona que no tiene un interés elevado en la política no tuvo incentivos para escoger a un candidato antes de llegar a la urna. Esto aumentó la probabilidad de votar nulo o blanco".
"Asimismo, hay un componente de protesta ante el proceso en su conjunto. Personas que no votaron válidamente con el objetivo de posicionarse contra la nueva constitución o contra cómo se ha llevado este proceso de escritura", añade.
Espinoza dice que aun es muy pronto para conocer el perfil de quienes votaron nulo o blanco. "Hay que esperar los datos. Lo que dice la evidencia es que el voto nulo se da más entre personas desinteresadas y que no tienen incentivos reales, debido a que no consideran el proceso como algo relevante para el rumbo de sus vidas".
¿Se podrá repetir el fenómeno? El académico de la UDP aclara que todavía no se puede asegurar.
"Aún es pronto para decir si el indicador es un piso, si seguirá aumentando, o es un techo. La próxima elección, que no sea plebiscito, será determinante para saber esto. Mi impresión personal es que el millón de votos será un promedio. A veces será menor, a veces será mayor. Dependerá del tipo de elección y de la importancia percibida sobre cuánto afecta esa elección al resto. Tampoco hay que dejar de lado la fatiga electoral. Llevamos muchas elecciones y bastante gente ya no tiene muchos ánimos en seguir con procesos electorales", concluye.