Tras su exhibición del martes frente al Real Madrid, al que le endosó un "póker" de goles, un mismo dato sobre el delantero argentino Valentín Castellanos se repitió de manera reiterativa en la prensa del país: "Taty" estuvo en las categorías formativas de la Universidad de Chile, de donde salió sin oportunidades, con más pena que la gloria que su potencial apuntaba.
Nacido en Mendoza en octubre de 1998, comenzó a despuntar en la liga local, en el equipo Leonardo Murialdo, lo que le llevó a probar con grandes de Argentina como River Platey Lanús, pero sin suerte.
Como le ocurre a muchos adolescentes, su desarrollo físico tardó más y lo rechazaban por "flaquito" pese a que su técnica era excelente, su visión de juego inusual, su fortaleza mental grande y su olfato goleador tan afilado como mostró el martes ante el Madrid.
Así a que los 17 años, su entonces entrenador Tony Torres, convenció a su familia para cruzar la cordillera: en Santiago contactó a su amigo Diego Rivarola, gerente deportivo de la U, y le había hablado de "un jugador distinto". Allí se reencontró con su padre, al que no veía desde los diez años, y que tenía "otra familia" con la que se quedó a vivir.
Allí fue bien recibido pero tampoco prosperó lo que se esperaba: su físico le seguía penalizando en un fútbol que prioriza y prefiere a los "delanteros tanque", grandes, fuertes y de contacto, que a los "locos bajitos" que inventan con un amague, un pase imposible, un movimiento inesperado o un remate inimaginado.
Aún así tuvo la oportunidad de debutar: disputó 14 minutos en un partido de Copa Sudamericana frente a Corinthians en un equipo donde en esa época en la delantera disputaba el puesto con nombres como Mauricio Pinilla, Felipe Mora o Leandro Benegas.
Fue la única vez que saltó a la cancha con la camiseta azul. Aburrido de no contar para su compatriota, Ángel Guillermo Hoyos, optaría por salir a préstamo al Montevideo City Torque, equipo emparentado con la franquicia internacional del Manchester City, donde sí supieron ver su verdadero potencial como centro delantero, en vez de extremo.
Escala en NUEVA YORK
En apenas 11 partidos, marcó dos goles y fue clave para el ascenso del Torque a la primera división uruguaya. El club no dudó un minuto en quedárselo en propiedad, sacándoselo de las manos a la U.
Detrás de la decisión estaba el español Domenec Torrent, entonces entrenador del New York City de la MLS y amigo de Pep Guardiola.
Torrent había visto los videos del jugador en Uruguay y lo tuvo igualmente claro desde el principio: era un jugador para ligas más grandes y pidió su traspaso a Manhattan.
En "la gran manzana" su crecimiento fue meteórico y se convirtió en una de las estrellas de un equipo que terminó líder de la Conferencia Este y disputó los playoff de 2019. Marcó 11 goles y dio siete asistencias en un total de 30 partidos.
Tras una temporada más irregular durante la pandemia, su segunda gran explosión se produjo en 2021: se coronó como máximo goleador del equipo y del torneo con 19 tantos, y se hizo con "la bota de oro", además de la MLS Cup.
Un trampolín que lo llevó a Girona, donde volvió a brillar. No solo por el póker que hizo en una vitrina tan grande como un partido ante el Real Madrid. También por su personalidad y fortaleza mental, dos cualidades que junto a la técnica están por delante del físico: jornadas atrás había cerrado sus redes sociales tras fallar un gol sencillo en el otro escaparate de la liga: el Camp Nou.