Matrimonio loíno celebró sus Bodas de Diamante
HISTORIA DE AMOR. Benilda Pastén y Guido Navea se casaron hace 60 años en Chuquicamata. Hoy forman una gran familia compuesta por 5 hijos, 18 nietos y 11 bisnietos.
Comprensión, tolerancia, complicidad y mucho amor, son parte de los ingredientes que han sustentado la unión entre el matrimonio loíno conformado por Benilda Pastén Guerrero (80 años) y Guido Navea Angel (88 años), quienes acaban de renovar su compromiso matrimonial al cumplir sus Bodas de Diamante.
Son casados hace 60 años, desde que tras conocerse en el otrora campamento de Chuquicamata, deciden en ese mismo lugar, unir sus vidas en marzo del año 1963 y conformar la que es hoy una tremenda familia, que la integran 5 hijos, 18 nietos y 11 bisnietos.
Viven en la población Huaytiquina de Calama, ciudad que desde muy jóvenes adoptaron como propia y no esperan dejar. Ambos procedentes muy jóvenes de la Región de Coquimbo. Ella de Andacollo, él de Vicuña.
Recuerdan su casa inicial en Calama, estaba en la población independencia. Primero una pieza pequeña y rústica, que la usaban para dormitorio, cocina, comedor. Pero luego, en base a esfuerzo, instalando bloque a bloque, convierten el lugar en una casa de lujo. No obstante transcurridos los años, finalmente optaron por su residencia actual.
testimonio
Hoy hicieron un paréntesis, para celebrar las seis décadas juntos. Y es precisamente Benilda Pastén, quien nos comenta esta historia de vida. "Siendo muy sincera, creo que no me puedo quejar de este caminar unidos, y por el contrario, sólo dar gracias a Jehova-Dios por la vida junto a mi esposo. Hemos llevado una vida plena, que nos ha permitido criar bien a nuestros hijos. Mi cónyuge ha sido siempre tranquilo, muy comprensivo, trabajador y honesto. De grandes y sólidos valores. Todo esto nos ha llevado a lograr una buena cosecha demostrada hoy en las familias de nuestros hijos", asegura.
"En lo personal valoro los buenos principios obtenidos creo de mis raíces paternas. Pero se consolidan y acrecientan en el transcurrir del tiempo. Todo eso nos ha permitido llevar un matrimonio con mucho respeto mutuo, mucha comprensión entre ambos, gran tolerancia. Hasta lograr máxima confiabilidad y, por qué no decirlo complicidad, de tal manera que hoy el uno no es nada sin el otro", agrega.
Agrega. "Ya con los años transcurridos, me toca cuidar de él y conozco cada requerimiento suyo sólo con la mirada o ya por su longeva forma de actuar. Su paso cansino necesita de mi mano para sostenerse. Sus dolores los evito dándole sus remedios a la hora. En fin. Todo lo hacemos juntos y siempre con una sonrisa plena que debe proyectarse hacia los nuestros, que nos aman y amamos incondicionalmente".
Sus hijos son Mónica, Leonardo, Rossana, Susan, Paul y Claudia. Su orgullo también lo son sus nietos y bisnietos.
Ambos dan gracias a la vida. Desde muy jóvenes, él sostuvo el hogar como trabajador de Codelco por 30 años. Pero antes se desempeñaba en otras faenas particulares.
Ella dedicada por completo a su hogar, nunca escatimó esfuerzos por su desarrollo personal y cultural propio y el de los suyos. Es tal la unidad alcanzada con sus hijos que se declara como amiga de ellos.
Pero por sobre todo es una fiel creyente y ha conducido a su familia por la misma línea.
Todo lo anterior conlleva que sean el orgullo de sus hijos y quienes les rodean.
1963 fue el año en que se casro en el excampamento de Chuquicamata. Ambos son oriundos de la Región de Coquimbo.