La salud paterna en el embarazo también afecta la salud de los hijos
SALUD. Enfermedades metabólicas y tabaquismo, entre otros problemas recurrentes en los varones, inciden en partos prematuros o recién nacidos con bajo peso.
Cuando una mujer quiere quedar embarazada suele mejorar sus hábitos: deja de fumar y beber, cuida su alimentación y hace ejercicio. En definitiva, evita situaciones que puedan dañar su salud y la de su hijo pero ¿y el padre?, ¿influye en el embarazo?, ¿y en la salud de su descendencia?
La relación entre la salud materna, el embarazo y la salud los hijos ha sido ampliamente estudiada, pero apenas se ha investigado cómo y cuánto influye la salud paterna en el embarazo y todavía menos de su efecto en la salud del niño a lo largo de su vida.
De momento se sabe que el estado de salud del varón determina en gran medida el éxito de la concepción en la pareja y que su ADN interviene en aspectos concretos del embarazo, como el desarrollo de la placenta, por ejemplo.
Pero cada vez hay más estudios con animales que indican que otros aspectos como la edad, ciertas enfermedades o los malos hábitos, como la obesidad, la diabetes, el estrés, la hipertensión o el tabaquismo, tienen un efecto negativo en el embarazo y también en el desarrollo de la descendencia.
Cambios epigenéticos
Estos estudios, "relativamente novedosos", muestran que los problemas de salud provocan cambios epigenéticos, es decir, modifican la expresión de los genes paternos sin alterar la secuencia de ADN, explicó a Efe Miguel Ángel García Pérez, catedrático de Genética en la Universidad de Valencia, España.
Pero esos cambios epigenéticos tienen algo en común con la información genética: ambos se heredan y determinan cómo será la salud de la prole.
Algunas investigaciones han comprobado cómo a medida que aumenta la edad del padre, se potencian una serie de patologías genéticas dominantes como el aumento del tamaño de la placenta, que afecta al peso del neonato y puede provocar un parto prematuro, según García Pérez.
Otros estudios apuntan a que la nutrición incide directamente en la calidad del esperma, lo que, a su vez, repercute en la regulación de los genes de la descendencia y puede provocar trastornos metabólicos en la vida adulta (como diabetes), enfermedades cardiovasculares y enfermedades mentales.
Uno de esos estudios, liderado por el urólogo de la Universidad de Stanford Michael Eisenberg y publicado en Fertility and Sterility, analizó los efectos de la salud paterna sobre la descendencia.
Eisenberg analizó datos de 785.809 recién nacidos en Estados Unidos entre 2009 y 2016, cuyos padres tenían cáncer, hipertensión, diabetes o depresión.
Los resultados fueron concluyentes: más del 6% de los recién nacidos fueron prematuros, y los padres con enfermedades metabólicas crónicas (como la diabetes) tenían un 20% más de probabilidades de tener un recién nacido prematuro o con bajo peso al nacer, y un 28% más de riesgo de que su hijo necesitara cuidados intensivos.
Una impronta
Guadalupe Rivero, profesora agregada del Departamento de Farmacología de la Universidad del País Vasco, España, revisó los estudios en animales que han estudiado el efecto del esperma de ratones con "malos hábitos y mala dieta" en fecundaciones in vitro para observar si efectivamente la descendencia heredaba esa información.
Estos estudios confirmaron que esos hábitos "dejan una impronta que llega a la descendencia y produce una serie de alteraciones", explicó.