De principios se trata
"Fácil es, quizás, nominarlos, hacer una lista de ellos, lo complejo, lo verdaderamente complejo es concordar en ellos y hacerlos operativos". Raúl Caamaño Matamala, Profesor Universidad Católica de Temuco
¿Cómo es eso? Que todo aquello que asumamos, emprendamos, debe estar ligado a valores, a mínimos, a principios. Debe estar unido a aquello que mínimamente encauza nuestro vivir, más allá de lo contingente, de lo casual; esta vez, más bien, es causal. Estos principios se vinculan con los sueños de cada uno de nosotros, y está claro que no tienen que ver con el hacer, tienen que ver con el ser, con nuestra esencia; si de principios se trata, esta vez, han de ser principios éticos.
En un nuevo texto, en una nueva carta magna, habría que consignar esos mínimos, esos principios bases. Y no son cinco ni diez ni quince, debieran ser algunos más los considerados. ¿Cómo cuáles? Aquí van algunos, respeto por la dignidad humana, derecho universal a la educación, preservación de la paz, desarrollo social sostenible, acceso universal a la salud, derecho a un medioambiente sano, derechos humanos interdependientes, derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo, derecho a la vivienda, derecho al trabajo, derechos de los niños, niñas y adolescentes, derechos de las personas mayores, derechos de los pueblos originarios, derechos humanos de las mujeres, tolerancia y multietnicidad, igualdad de oportunidades, economía ecológica, justa y solidaria,… estos principios, los que se desprendan de estos y algunos cuantos más.
Fácil es, quizás, nominarlos, hacer una lista de ellos, lo complejo, lo verdaderamente complejo es concordar en ellos y hacerlos operativos, fijarlos, e itinerarlos en el tiempo y el espacio; ¿más preciso?, ahora, en este, nuestro Chile, y para veinte, treinta o más años. NO es la pretensión tenerlos todos, de una, hay que ordenarlos paso a paso en el tiempo; y, más que lenguaje técnico, jurídico, es imperativo dar espacio generoso a un itinerario en el sistema educativo social e institucional, esta es la llave maestra, la educación, y no la educación cosista, sino aquella trascendente.
En esta muestra o propuesta, no hay un principio menos importante que otro, todos y cada uno de ellos son de suyo imprescindibles, además están concatenados, uno sostiene al otro, uno se condice con el otro, y así. Y si los analizamos, no es una suma, es más que eso, son objetos sinérgicos.
Una vez más, solo una vez más, al mediar en esta discusión, o con esta proposición, los principios mínimos a los que nos referimos, bien podríamos denominarlos principios tradicionales de la ética social, en los que la transparencia, la honestidad y la responsabilidad deben ocupar de modo preeminente todo el entorno.
Y el objeto de poner el foco en los principios y no en los tópicos es porque se deben privilegiar los derechos y las garantías fundamentales que deben imponerse en todo conglomerado de personas.
¿Es difícil, muy difícil? Sí, mas tengo claro que debe intentarse, una vez más.