Los civiles del "14"
El memorable desembarco de las tropas, aquel 14 de febrero de 1879, fue un acto castrense para tomar posesión de estos territorios, a fin de proteger a los miles de chilenos que laboraban en las nacientes operaciones mineras en el inhóspito Atacama. Se daba inicio de ese modo a la Guerra del Pacífico, conflicto armado que enfrentó a nuestro país con los aliados Perú y Bolivia.
El capitán José Manuel Borgoño saltó a tierra y notificó al Prefecto del Litoral, Severino Zapata de la ocupación del puerto mediante nota que le envió el Jefe de las Fuerzas, Emilio Sotomayor. Acto seguido, desembarcaron dos batallones de Artillería de Marina, al mando del sargento Mayor José María Vidaurre.
Pero hubo civiles que descollaron. Tan solo a un par de horas del desembarco, los oradores Evaristo Soublette y Marco Antonio Andrade, enardecieron los espíritus de los connacionales, cansados ya de los vejámenes de los jefes Policiales Pol y Aramayo, que fueron rescatados de la ira popular y fueron llevados a bordo del blindado, donde quedaron a buen recaudo.
Tan pronto como Alejandro González leyó el decreto que nombraba a Nicolás Zenteno como Gobernador, fue designado Alejandro González, como secretario de la Gobernación; Clodomiro Vargas, Administrador de Correos; José Tomás Peña, Administrador de Aduanas; Marco Antonio Andrade, Depositario de los Archivos Judiciales; Antonio Olea Moreno, comandante del Gremio de Jornaleros y Benjamín Barrios Cienfuegos, comandante de Policía. Todos esos funcionarios asumieron ese mismo día sus deberes y al día siguiente todas las oficinas estaban atendiendo al público, sin que se notase un cambio.
Otro hecho destacable que deja en evidencia la responsabilidad de la población civil fue que, transcurrida una semana del desembarco de las tropas, se decretó la formación de los Batallones Cívicos, integrados por civiles dispuestos a tomar las armas y entrar en combate. Se designó a Víctor Pretot Freire, a cargo del Batallón N°1 y a Matías Rojas Delgado, al mando del Batallón N°2 y se programaron las fechas para la instrucción semanal, cuya asistencia se hizo obligatoria.
Jaime N. Alvarado García. Profesor Normalista - Periodista