Confiar en Dios
"La biblia da consejos acerca de la confianza en otras personas después de haber sido lastimados". Néstor Veneros, Administrador apostólico Iglesia de Calama
La desconfianza es probablemente el estado o condición en la que permanentemente se encuentra la mayoría de los ciudadanos en la actualidad. Es penoso ver como por distintas circunstancias nuestra sociedad se ha visto obligada a retraerse para no ser objeto de un engaño o afectados por algún acontecimiento que los ponga en peligro. Surge así otra experiencia en la que gran parte de nuestros hermanos y hermanas se encuentran y es la incertidumbre.
Estamos viviendo un periodo en el que, por estas mismas condiciones de vida, los valores como la solidaridad, empatía, servicio, entre otros se ven seriamente desplazados y han transformado seriamente la vida en particular y en comunidad.
Pero, ¿qué podemos hacer para encarar el diario vivir sin las inquietudes que nos plantean estas inseguridades?
Sobre el tema de confiar en los demás, el rey David dijo: "Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre. Mejor es confiar en el Señor que confiar en príncipes" (Salmo 118:8-9). David habló de su experiencia, después de haber sido traicionado muchas veces por quienes estaban cerca de él (ver Salmo 41:9). En lugar de amargarse o considerar por naturaleza a todas las personas como poco fiables y que no merecían su tiempo, aprendió y enseñó una verdad muy simple: la gente pecadora nos fallará, pero siempre podemos confiar en Dios. El hijo de David, el rey Salomón, aprendió muy bien esa lección y añadió, diciendo que es mejor confiar en Dios que confiar en nuestra propia inteligencia (Proverbios 3:5-6 NVI).
Jesús durante el tiempo en que se dedicó a predicar debió enfrentar varios episodios en las que la desconfianza en su propia misión estuvo en cuestionamiento. No fue fácil transmitir que él era el mesías, el hijo de Dios que debía morir para la salvación del mundo. Es precisamente porque sabemos que Dios nunca nos fallará, que podemos confiar en los demás. Nuestra máxima seguridad es en Él, por lo tanto, somos libres para confiar en los demás y experimentar el gozo que esto produce. Confiar y amar a los demás es casi inseparable. La verdadera intimidad sólo se puede lograr a través de la honestidad y la confianza.
La biblia da consejos acerca de la confianza en otras personas después de haber sido lastimados. El primer paso y el más importante es confiar en Dios. Cuando sabemos que sin importar lo que los hombres nos hagan, Dios siempre estará ahí, fiel, verdadero y confiable, es mucho más fácil lidiar con la traición o las decepciones. El Salmo 118:6 dice, "El Señor está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre". Leer la palabra de Dios, prestando atención a las maneras en que Él describe Su propia fidelidad y confianza, será útil para nosotros. La oración es vital. De manera particular, si sentimos como si Dios ha traicionado nuestra confianza al permitir que seamos lastimados, necesitamos recordar su verdad y ser consolados con su amor.