Domingo Tapia. ¿Cuánto dura lo perpetuo?
Si buscamos en el diccionario la palabra "perpetuo" la RAE nos responderá "lo que dura y permanece para siempre". Así lo aprendimos en la escuela y por eso el título de esta nota se presta para la pregunta ¿será muy tonto lo que estoy diciendo?
El soldado chileno Domingo Tapia González tenía la misma definición de perpetuo. Luego de combatir en la toma de Lima el año 1881 y un sinfín de otras batallas, vino a morir a Antofagasta en 1905. Previsor el hombre, no quería quedar botado para la eternidad. Como no tenía descendencia adquirió una sepultura "a perpetuidad". Pagó de su bolsillo y pago más. Paradójicamente quedó en la misma tierra por la que luchó: quedó en el Cementerio de Antofagasta. Nadie le dio nada, ni siquiera un lugar donde morir.
Bueno. El caso es que ahora -un siglo después- los beneficiados con la integración de Antofagasta han decidido que al veterano de la Guerra del Pacífico, Domingo Tapia hay que arrojarlo a fosa común. Qué importa el compromiso con Chile manifestado durante su vida o la existencia de un contrato "perpetuo" pagado a sobreprecio.
¿Qué puede valer más que el amor a la Patria o un contrato firmado? Así como me enseñaron el significado de la palabra "perpetuo" también en la escuela me enseñaron que Prat es un ejemplo ya que el amor a la Patria representa un valor sagrado en la nación chilena. También -ya no en la escuela sino en mi hogar- me enseñaron a honrar la palabra. Que un contrato se respetaba incluso aunque no estuviese escrito. ¿Qué cosa puede valer más que eso?
Bueno. La respuesta es sencilla. El dinero está sobre lo demás. La obtención adicional de dinero te faculta para violar valores patrios y contratos. Cosillas románticas como el amor a la Patria o el compromiso con la palabra empeñada ahora es cosa de viejos caducos y decadentes.
Tengo claro que ésta no es una decisión del administrador del cementerio, ni siquiera del alcalde. Tengo claro que es una decisión propia de nuestra sociedad, fría, mercantil y deshumanizada. Igual me da pena. Porque son hechos fuertes. Porque nunca aparece alguien con mando y criterio que diga "oye… córtenla… hay cosas que no pueden transformarse en dinero" .
Wilfredo Santoro Cerda, Consejo Patrimonial de Mejillones