Del debate en el gobierno comunal
La última encuesta CEP indica que las municipalidades cuentan con una confianza leve, pero creciente entre los ciudadanos. Es de esperar que las autoridades respondan a esas expectativas. El ánimo enrarecido que salpica el debate público en el gobierno comunal es una señal contraproducente en momentos en que la ciudadanía demanda de sus autoridades certezas y acuerdos.
No fue un buen fin de año para los vecinos del sector norte de Antofagasta, en particular para quienes viven en el sector cercano al ex vertedero municipal. Dos nuevas quemas se encargaron de recordar -si eso aún es posible- de la ineficacia de las múltiples medidas anunciadas por las autoridades regionales que se han prodigado en explicaciones y planes que apuntan a encaminar una solución que tarda más que nunca en llegar.
Basta explicar, una vez más, que en ello la municipalidad de Antofagasta resulta un protagonista clave e ineludible, esto pese al torpe voluntarismo expuesto por la actual administración cuando intentó desligarse de la responsabilidad de un terreno del cual fue concesionaria por más de 50 años.
La visita del Instituto de Derechos Humanos (INDH) añade un nuevo actor en esta trama. De la efectividad de su accionar y de las medidas solicitadas -que coinciden en gran parte con el resto de las instituciones involucradas- solo el tiempo podrá ponderarlas.
Lo que es claro es que diversas instituciones exigen un trabajo a la altura de las circunstancias por parte del gobierno comunal, mientras éste navega por confundido y parece tropezar a cada paso que avanza.
Y ello queda representado en el debate dado en el último concejo municipal. La discusión sobre la pertinencia de la renovación del contrato de una funcionaria, sirvió para una serie de impugnaciones a la autoridad comunal, muchas de ellas destempladas y fuera de tono.
La discusión observada en la oportunidad, evidencia el 'estado del arte' al interior del municipio donde cualquier tema parece derivar y profundizar la brecha que existe entre la administración y el cuerpo de concejales. Una confusión que en nada beneficia a la búsqueda de soluciones.
El ánimo enrarecido que salpica el debate público en el gobierno comunal es una señal contraproducente en momentos en que la ciudadanía demanda de sus autoridades certezas y acuerdos para problemas comunes. De otro modo, la situación en La Chimba parecerá encaminada a convertirse en un campo de batalla permanente.