El nuevo disco de Cristóbal "Tololo" Ugarte es un diálogo entre piano y voz
MÚSICA. El hijo de Colombina Parra cuenta su relación con este instrumento y dice que ya está probando con el teclado.
Agencias
Bajo el nuevo sello Beast Discos, el músico y arquitecto Cristóbal "Tololo" Ugarte acaba de lanzar "Carrusel", una placa de siete canciones de las que ya había adelantado los singles "San Felipe", "Lágrimas" y "Resfrío".
"Tololo" cuenta que ell disco se grabó hace más de un año y son canciones compuestas entre la época del estallido social y la pandemia. Con la producción de Cristián Heyne, al igual que en su anterior trabajo, "Pérdida total", dice que tuvo un momento en suspenso, porque partió a Madrid a hacer un máster en conservación del patrimonio.
-¿Qué has encontrado en Heyne como productor?
-Sobre todo confianza en mostrarle mis canciones y mi intimidad, porque al final son cosas para mí bien personales, bien delicadas de mostrar al principio. Yo tiendo a ser un poco pudoroso y ya como que la confianza que ha habido, la amistad, ha permitido que sea más rápido el proceso de grabación y de producción.
-¿Cuánto lo escuchas, cómo defines tu relación con él?
-Bastante, la verdad es que tendemos a llegar a cosas parecidas o las cosas que él me propone en general me gustan, me hacen sentido, creo que tiene una sensibilidad que al menos en mi tipo de música. Lo que quiero expresar se ve que él lo recoge bien y por eso he querido seguir en ese proceso. Además, luego del primer disco quedé con ganas de lanzar más canciones, que fuera más extenso y esta es la continuación un poco de eso, de ese como mood, de ese estado. Quizás en el futuro haga un disco completamente diferente, quizás sin producción, quizás solo la voz y el piano que también es algo que quiero empezar a explorar, algo más crudo, pero ese es otro proyecto, el proyecto actual es como una continuación de ese estado mío que partió en "Pérdida total".
-Desde tu primer disco, que fue "Analfabeto" y que fue exclusivamente instrumental, pasando por "Pérdida total", hasta llegar a esta placa actual, es indesmentible que tienes una relación profunda con el piano. ¿Cómo surgió, cómo se ha ido profundizando?
-El piano ha sido siempre el instrumento que he tocado desde niño, al principio no se me ocurría o no me nacía la idea de cantar sobre el piano, pero un día lo probé y resultó algo como bonito además que me servía un poco como de autoanálisis, me permitía entender cosas que me estaban pasando. Cuando hago música, hago un poco un ejercicio dadá que es la escritura automática, escribo en la mente, porque lo voy cantando en el momento, voy narrando algo que sale espontáneo, sin pensármelo mucho, y al final eso es una especie de psicoanálisis.
-Hablando del canto, es innegable que tu voz es la cruza perfecta entre la de tu madre Colombina Parra y tu padre Pablo Ugarte, ambos músicos y compositores.
-Sí, a mí me pasa también que me escucho y escucho a los dos, y es bonito porque además es otra voz la que surge de esta mezcla. A mí lo que me interesa es la totalidad que se expresa en las letras y en el piano, en la emoción y la entonación, no estoy preocupado en el timbre específico de mi voz ni el color, ni en la sonoridad del piano específicamente.
-¿Y quieres seguir profundizando en las posibilidades del piano?
-Eso siempre será mi base, pero ahora estoy explorando más en el teclado, que es como un piano, pero tiene otra sonoridad y aparecen otro tipo de melodías. Es lo que quiero hacer en mi próximo proyecto, ya tengo varias canciones nuevas en teclado, el instrumento que pude tener en España. Me di cuenta de que aparecían cosas que no descubrí nunca en el piano. Por ejemplo, que al tener las teclas más pequeñas, los dedos alcanzan distancias diferentes, entonces inmediatamente suena distinto.
La arquitectura
Arquitecto de la Universidad Católica, Cristóbal se fue a Madrid a hacer un magister sobre restauración del patrimonio arquitectónico. "Hay varios planteamientos sobre cómo se debe tratar el patrimonio y son igual de válidos aunque estén en lados opuestos. Por ejemplo, está la corriente que propone restaurar completamente y llevarlo a un estado ideal y otra que propone no restaurar sino que dejar la ruina, conservar los vestigios. Yo creo que hay que considerar ambas, hay que restaurar, pero también hay que permitir que la historia aparezca, no borrar el paso del tiempo, los acontecimientos, no hay por qué anularlos. Las restauraciones que se hagan tienen que ser respetuosas con la huella del tiempo. Además, Chile es un país de terremotos y hay que llegar a un equilibrio en ese sentido. Por ejemplo, en el caso de Valparaíso, cuando se da el título Unesco de Patrimonio de la Humanidad, a veces puede ser un arma de doble filo, porque si no se trabaja primero en la educación de la gente que habita el lugar sobre el valor que tiene la ciudad, no se puede obligarla a conservar ciertos edificios. Se genera un choque, un descalabro", explica.