Recientemente se conocieron los resultados del Reporte Matriz Global 4.0, elaborado por la Active Healthy Kids Global Alliance (AHKGA), el cual comparó a 57 países de cinco continentes con motivo de evaluar los niveles y tendencias globales en la actividad física de niños y adolescentes.

El estudio fue realizado por más de 600 expertos a nivel mundial, rol que en Chile jugaron y lideraron investigadores de la Universidad de La Frontera, que forman parte del grupo de investigación UFRO Actívate, con la participación de expertos de otras universidades chilenas como la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Universidad Diego Portales, Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y Universidad San Sebastián.

De acuerdo a los resultados de este informe, nuestro país está en el grupo de los peor evaluados, encontrándose en el quinto lugar de las naciones menos activas a nivel general, una situación que claramente se ha visto agravada debido a la pandemia y el confinamiento que la crisis sanitaria trajo. Pero la pandemia es una cuestión circunstancial. Hay estilos de vida que hoy incrementan el sedentarismo.

El reporte evaluó 10 indicadores: actividad física; deporte organizado; juego activo; transporte activo; conducta sedentaria; capacidad física; familia y pares; escuela; comunidad y medio ambiente; y políticas. Y en ellos Chile tuvo los desempeños más bajos en sedentarismo, transporte activo y actividad física, en general. Mientras, fue bien evaluado en el ámbito de políticas públicas.

El trabajo en torno al incremento de la actividad física es una cuestión no solo de familia, sino de Estado y, en general, de cultura.

En esa dirección está, por ejemplo, el uso de medios de transporte como la bicicleta y la promoción de espacios y tiempo para la actividad física, algo en lo que todavía en nuestra región se puede mejorar notablemente, ya que solo el factor climático favorece este tipo de actividades. El reporte mostró que menos de la mitad de los niños chilenos participa en deportes ya sea en el colegio o clubes deportivos.

Es tiempo de asumir una nueva cultura de la actividad física, basada en lo simple y también en lo cotidiano.

GEl 1 de agosto de 2021 inauguramos el local del Centro de Pensamiento Atacameño, frente a la plaza de San Pedro de Atacama, como un proyecto que buscaba poner en valor y difundir nuestra cultura lickanantay desde sus múltiples dimensiones. Hace un mes, quisimos expandir nuestro trabajo, el que conjuga educación, patrimonio, inclusión, visibilidad y agregar a nuestro espacio el concepto de Haymayturi Ckas (Museo abierto). Sin embargo, diversas dificultades a las que nos hemos visto enfrentado, hicieron que esta gran iniciativa cultural solo alcanzara a durar un año y tres meses.

En el pequeño, sencillo y cálido espacio donde trabajamos, inauguramos exposiciones, realizamos conversatorios y distintos talleres, los cuales tenían como objetivo difundir nuestra cultura, sobre todo en lo que más nos interesa como fundación: la revitalización de nuestra lengua, el ckunsa. Un entrar y salir permanente de interesados por la cultura atacameña, sumado a distintas instancias participativas y abiertas a la comunidad, nos hicieron sentirnos acompañados y apoyados. Mas hoy debemos cerrar el local y en cierto nivel creemos que hemos fracasado, por supuesto. Pero desde otro punto de vista, hicimos algo que nadie había hecho antes en este territorio. Quiero recordar que hoy en día, ser indígena y trabajar por la cultura, es un trabajo de supervivencia, de resistencia. Así que, con la ayuda de muchos, alcanzamos a sostener este Puckara, por 487 días.

La Fundación Ckunsa Ttulva a perdido un dedo, pero ¿en que guerra no hay heridas? Este muñoncito algún día lo mostraremos con el orgullo del que dio la pelea hasta el final. Aprendimos e hicimos mucho durante 15 meses, con una ridícula cantidad de dinero y eso será parte de nuestra satisfacción; con tan poco se pueden hacer muchas cosas, si uno tiene la voluntad y el amor por su cultura. Tenemos convicción y nada nos detendrá. Proponiendo, aportando y construyendo cultura, en nuestras mentes y en nuestras acciones seguiremos soñando nuestra lickana.

Agradecemos a todos quienes aportaron, acompañaron e incluso a aquellos que aportillaron. Todos son parte de un proceso que nos lleva a lo más importante: Crear la Nación Lickanantay.

Esta historia continuará…

¡Vito Vito!

Como valor está incorporada en el ser del hombre porque en ella descansa la cohesión y la solidez de la sociedad. Como relación entre los hombres es una forma determinante de estar en la vida civilizada y por tanto, debe estar siempre presente, sobre todo cada vez más necesaria - y con urgencia- en momentos como en la hora actual, en que si se practicara, la convivencia social podría estar impregnada por una actitud ciudadana más positiva y colaborativa desde la cual sea posible construir proyectos compartidos de futuro.

Sin embargo, lo que se percibe, son confianzas dañadas, y las cada vez más acentuadas intolerancias que se manifiestan en variadas formas de discriminaciones, intransigencias y descalificaciones que abren el camino hacia toda clase de fundamentalismo y fanatismos que, por declararse dueños de una verdad intransable y de un saber infalible, anulan, de partida, todo diálogo constructivo y la posibilidad de una sana relación.

Las causas de estas intolerancias pueden ser muy variadas pero, en lo esencial, pareciera que radica en la ausencia o una muy débil formación espiritual. Y de la que muy pocos se hacen cargo, siendo éstas, organizaciones o personas.

Nuestra sociedad debe apuntar a una formación que en su más última y profunda motivación es la de desarrollarnos espiritualmente.

Aunque muchos consideren una utópica abstracción, no lo es tanto si se repara en que la dimensión espiritual excede la pura espiritualidad puesto que, además, acoge la libertad, la conciencia y los valores, todo lo cual es propio de la naturaleza humana.

El problema es que el hombre de hoy soslaya-casi con temor y no poco de vergüenza- su esencia espiritual con lo que niega, sin darse cuenta, lo primordial de su ser.

La práctica de la tolerancia, como nos enseñaron desde nuestra infancia, es una de las tantas tareas que el hombre de bien debe practicar y difundir sin cansancio y en toda circunstancia, empezando, ciertamente, y no vale la pena recalcarlo, entre nosotros mismos.

Ella, la tolerancia, viene a ser el sólido fundamento para desde ahí construir una sociedad entendida como esa morada común de la humanidad que nos acoge y protege.

Hay a lo menos otros dos aspectos que no pueden dejar de considerarse por ser la tolerancia el principio que los sustentan.

Uno: la dignidad humana. La propia y la de los demás. Porque todas las intolerancias llevan a la fatal consecuencia de dañar en forma irreparable la dignidad a la que todos los seres humanos tenemos derecho. Reconocemos y aceptamos en nuestra diversidad es lo que nos humaniza. Y entender que cada prójimo es un ser con historia y proyecto de vida propios que deben ser respetados, de otro modo pasaría a la indigna condición de cosa.

El otro: es el amor fraternal. Fraternidad con los cercanos, pero también con todos los humanos. Y eso exige la previa existencia de la tolerancia como instrumento necesario para ponerse en el lugar del otro y comprenderlo en su verdadera esencia.

Arturo Mardones Segura

Rotary Club Chuquicamata