Alzas en transporte público capitalino
Lo que ocurre en la Región Metropolitana, es otra consecuencia del centralismo, porque mientras se debate el reajuste tarifario en provincias hace meses que ya se instaló. Desde regiones vemos con cierta distancia y perplejidad lo que ocurre en Santiago. En nuestras comunas hace meses que subieron los pasajes de la locomoción colectiva.
Hace algunas semanas que está en el debate nacional la posible alza en el servicio de transporte público en la Región Metropolitana, llámese Metro y Transantiago. Las tarifas están congeladas hace tres años, porque fue el anuncio de un alza el detonante de un estallido social que duró meses y que dio paso a una pandemia de la que aún no nos levantamos.
La consigna de aquel entonces y que fue utilizada como bandera de lucha por los manifestantes fue "no son 30 pesos son 30 años", en los que se apelaba a los abusos que acostumbran a golpear a los más desposeídos del país.
De allí que no se habló más de alzas y el Estado siguió subvencionando -cada día inyectando más recursos- a esos medios de transporte, en un período en que la inflación alcanzó niveles históricos.
Por ello, hoy se retoma la discusión y es el mismo Presidente de la República Gabriel Boric, quien dice que el congelamiento tarifario hoy se hace insostenible y que las alzas que requiera el sistema se realizarán.
Es el único modo de no seguir echando dinero a un saco sin fondo, que no se solventa con los actuales valores a lo que suma una alta cifra de evasión de 40,2% en el Transantiago, durante el primer semestre del año.
Desde regiones vemos con cierta distancia y perplejidad lo que ocurre en Santiago. En nuestras comunas hace meses que subieron los pasajes de la locomoción colectiva, los que nunca estuvieron congelados, y se ha llegado a niveles altísimos, pagando casi mil pesos por la tarifa.
Esta es una muestra más del centralismo, porque esa contemplación en la capital no existe en provincias donde aún no se entiende por qué se debe financiar con recursos de todos los chilenos un plan que favorece solo a quienes viven en la región Metropolitana.
Y ni hablar de la Ley Espejo, en que se repartirían recursos similares a los del transporte capitalino en regiones. Siempre tuvo inconvenientes y si alguna vez llegaron sirvieron para aspectos mínimos, porque el transporte público siempre fue financiado desde los bolsillos de los usuarios.
Un país más justo también tiene que hacerse cargo de ese tipo de desigualdades.