Libros viejos, viejos libros
Recuerdo que, en la década de 1950, en la mitad de la cuadra de calle Prat entre Latorre y San Martín, existía un largo pasillo donde un vecino de origen yugoslavo instaló una librería de libros "viejos" o usados,en buen estado.
Cada mes, un par de veces, solitario me acercaba hasta allí a "escarbar" en los cajones, apreciando la textura de las hojas, el aroma del papel, la belleza de las palabras, las emociones de las ideas, buscando algún tesoro escondido.
Buscaba algunas colecciones de Editorial Zigzag, mis preferidas eran las de portadas rojas y azules, relataban aventuras escritas por Julio Verne, Emilio Salgari, y otros. Nos entusiasmaban las historias del Chile Colonial y el de las luchas por la independencia, escritas por Liborio Brieba. Mientras crecíamos, pasamos a los costumbristas chilenos, a los clásicos españoles y rusos, y a los escritores policiales franceses, ingleses, norteamericanos.
Hasta que encontramos "Brega Infecunda" de la escritora hindú Kamala Markandaya. Y también con la bibliografía acerca de China de la norteamericana Pearl Buck (la primera mujer de dicha nacionalidad en recibir el Nóbel, en 1938). Autora entre muchos otros de "La buena tierra", "Hijos"; en total escribió 85 obras.
En la Escuela Normal comenzábamos a conocer a Andrés Sabella ("Sobre la Biblia un pan duro"), Mario Bahamonde ("De cuán lejos viene el tiempo", impreso en el Taller de la Escuela 9 que dirigía el profesor César Antivilo, Marina Teresa Castro, Manuel Durán Díaz ("El derrotero de Naranjo"), Nicolás Ferraro ("Coplas a la Muerte de Pampa Unión").
En el presente siglo, la mañana de los días sábado recorríamos los escasos quioscos de antigüedades y libros en el Terminal Pesquero. Muy deteriorados encontramos libros de Marcial Figueroa, Eulogio Gutiérrez; y alguna apetecida "Guía …" de Domingo Silva Narro.
A todos ellos, quienes contribuyeron a nuestra formación, y a los actuales, como Hernán Rivera Letelier, Patricio Jara, Floreal Recabarren, Jaime Alvarado, Patricio Espejo y un extenso "y otros", que siguen enriqueciendo nuestras vivencias y fortaleciendo el amor por nuestra tierra y sus habitantes, un potente y profundo ¡Gracias!.
Domingo Gómez Parra. Profesor Normalista , miembro de OPRIL