Armonía en los gobiernos comunales
Es preciso que los alcaldes junto con tener una estrategia clara y definida, logren sumar a sus labores a los concejales para que juntos puedan lograr los propósitos. "En la región conocemos casos de jefes comunales que creen saber y expresar el sentir ciudadano a través de sus gestiones. Actúan confiados en que no necesitan de nadie para hacer lo que estimen conveniente",
La obligación de un buen alcalde es contar con una estrategia de gobierno en la que estén claras las prioridades y esperanzas de la gente que espera contar con una mejor comuna. Partiendo de esa base, definir planes y proyectos, conocer sus costos y programar su ejecución ya se con recursos propios, regionales o de alianzas con las empresas de sus respectivas zonas.
No obstante, este no es un trabajo en solitario. Tiene que contar con el respaldo de su cuerpo de concejales a quienes debe convencer que como representantes de la comunidad y más allá de los colores políticos, deben trabajar por sus ciudades.
Lamentablemente no siempre se logra y eso retrasa los planes por más positivos que sean. Si no hay capacidad de liderazgo y de lograr consensos se chocará contra un muro de oposición que dificultará la tarea en vez de agilizarla en pos del bien común.
En la región conocemos casos de jefes comunales que creen saber y expresar el sentir ciudadano a través de sus gestiones. Actúan confiados en que no necesitan de nadie para hacer lo que estimen conveniente, lo que muchas veces no deja de ser una miope interpretación de la realidad comunal.
Son ególatras y faltos de diálogos. Y al final de su gestión la conclusión es lapidaria: nulo aporte al crecimiento comunal.
En Antofagasta estamos rumbo a ese escenario. El alcalde Velásquez, se ha enfrascado en una serie de disputas con los concejales, e incluso quienes al principio estuvieron más llanos al diálogo hoy ven que no es posible y se suman a los que critican el excesivo personalismo y la falta de presencia municipal en temas contingentes y prioritarios.
Calama vivió algo similar durante la gestión de Daniel Agusto (RN), donde nunca se logró remar hacia el mismo sentido debido a que no había espacios para el diálogo y los resultados están a la vista. Se perdieron cuatro años que de ser bien utilizados otra sería la historia.
Lo mismo ocurrió en San Pedro de Atacama con Aliro Catur.
Nadie desconoce que quienes están o estuvieron a cargo de las administraciones municipales lo hicieron por voto popular y en elecciones libres. Gobernantes legítimos que no respondieron a la confianza ciudadana.
A más de un año de su gestión Velásquez tiene poco que exhibir para buen reconocimiento, lo que hay más son situaciones conflictivas, denuncias e investigaciones en su contra.