Selena Gómez: "Me costó mucho trabajo aceptar que era bipolar"
DOCUMENTAL. Un filme estrenado ayer narra sus problemas de salud mental, adicción y aversión a la vida de estrella.
L a cantante estadounidense Selena Gómez protagoniza la nueva portada de Rolling Stone, revista a la que concedió una entrevista y afirmó haber pasado por hasta cuatro centros de terapia desde los 20 años, entre otros graves problemas derivados de su bipolaridad.
"Creo que cuando llegué a los 20, empecé a sentir que no tenía el control de lo que sentía (...) Pensé que el mundo sería mejor si yo no estaba en él", reveló la estrella de la serie "Only Murders in the Building", aunque aclaró que si bien tuvo esos pensamientos, nunca intentó quitarse la vida.
Gómez también confesó que sufrió para tratar de desprenderse de su imagen artística -vinculada a la industria Disney- y que además le angustiaba la idea de estar soltera a los 25 años. "Crecí pensando que estaría casada a los 25. Me destrozó ver que no estaba ni cerca de eso. De hecho, no podía estar más lejos", concretó.
En esta línea, la artista se sinceró y achacó las causas de sus problemas de salud mental y de su infelicidad a que tampoco encajaba en "grupos impecables de chicas famosas", ya que su "única amiga en la industria" era y es la cantautora Taylor Swift.
"Pensaba: ¿Todas estas cosas materiales me hacen feliz? Realmente no me gustaba quién era, porque ni yo misma sabía quién era", se extendió Gómez, quien después de 2018 fue diagnosticada con trastorno de bipolaridad.
Esto le significó problemas adicionales porque, según contó a la revista, la convirtieron en dependiente de diversos fármacos y medicamentos.
"Tuve que desintoxicarme y tuve que aprender a recordar ciertas palabras porque incluso olvidaba dónde estaba. Me costó mucho trabajo aceptar que era bipolar y aprender a lidiar con ello porque eso no iba a desaparecer", reconoció.
La cantante texana estrenó ayer en Apple TV+ "Selena Gomez: My Mind & Me", un documental en el que habla de estos vaivenes emocionales y de cómo el peso de los focos y su éxito en redes sociales dañaron su salud mental.
El filme
Alek Keshishian, el cineasta que revolucionó el mundo de las celebridades al mostrar a Madonna en su vida cotidiana con la cinta "Truth or Dare" (1991), es el realizador del filme en el que Gómez revela sus problemas.
"Hoy en día ves a las celebridades en su casa. Pero lo que hay en este documental es diferente, creo que ella se abre a un nivel emocional mucho más profundo. Hay escenas que nunca habría decidido poner en sus redes sociales", responde Keshishian a agencia Efe.
El cineasta olvida por completo los éxitos de la exestrella infantil de Disney, que conquistó a su generación con "Wizards of Waverly Place" y que llegó a ser la artista más seguida en Instagram, para presentarla como una persona en constante debate con aquello que le acompaña a todos lados: su mente.
Su primer encuentro se dio en 2016, cuando Gómez se encontraba en una intensa gira tras publicar el disco "Revival", que la confirmó como una de las referentes del pop internacional.
Aunque Keshishian ya advirtió de que su manera de grabar era "muy intrusiva", él mismo decidió dejar de filmar en el momento en el que la joven estrella, entonces de 23 años (ahora tiene 30), tuvo que anular su gira para acudir a un centro de salud mental.
"Me di cuenta de que no era el momento, estaba siendo muy intrusivo para todo lo que ella estaba pasando", recuerda.
Imágenes de conciertos, viajes, recibimientos de fans eufóricos y jornadas maratónicas de ensayos ocupan los primeros minutos del documental hasta que la sucesión de escenas, como la energía de Gómez, se derrumba.
Voluntariado en kenia
Tras unas entrevistas en las que miembros de su equipo recuerdan el infierno en el que la cantante estaba sumida, el documental salta al año 2019, cuando ya recuperada de su diagnóstico de bipolaridad y lupus emprende un viaje a Kenia para participar en un voluntariado.
A partir de esa excursión, Keshishian vuelve a poner el objetivo de su cámara sobre Gómez durante su búsqueda para dar un nuevo sentido a su exposición pública.
"Me dije 'espera un segundo, aquí hay una historia fascinante porque ella tiene su diagnóstico, se está recuperando y quiere ayudar a otros'", indica el director.
En lugar de repasar sus logros, o de mostrar un regreso exitoso, la artista confiesa a la cámara que se replantea constantemente abandonar la industria del espectáculo, que le cuesta hacer publicidad de sí misma y que sufre de un evidente síndrome del impostor por el que se repite que no es lo suficientemente buena para ocupar el lugar en el que está.
Una escena muestra a Gómez viajando agotada tras una jornada de promoción en París, en otra no es capaz de seguir el hilo a las preguntas de los periodistas y en otra huye de la superficialidad de Hollywood al tratar de conectar con sus raíces en Grand Prairie, la localidad de Texas en la que creció.
"Mostré cosas de las que tal vez ella no se dio cuenta hasta que las vio", asegura Keshishian.
Aunque "Selena Gomez: My Mind & Me" cuenta la vida de una persona fuera de lo común, el cineasta entiende que hoy, más que nunca, el espectador puede sentirse identificado con los sentimientos de la protagonista, porque cada vez más personas "se conciben a sí mismas como marcas".