Ser mujer en Irán: a merced del hombre y con prohibiciones
LIBERTADES. No solo es llevar el velo. Antes de la adultez están subordinadas al padre. Después, al marido. No pueden grabar discos, conducir motos ni ir siempre a los estadios.
La muerte de Mahsa Amini ha desatado protestas sin precedentes por la obligatoriedad del velo en Irán, pero la discriminación de la mujer en el país persa va mucho más allá.
En la República Islámica de Irán trabajan y estudian más mujeres que en otros países de la región, pero aún así el hombre tiene la última palabra sobre muchos de sus derechos, que dependen del padre hasta que se casan, porque entonces pasan a estar subordinadas al marido.
Una mujer iraní disfruta de independencia real cuando ha superado la mayoría de edad y está soltera; y esa independencia está coartada por prohibiciones como la de cantar en público, conducir motos o asistir a partidos de fútbol.
Padre y marido
El padre tiene el poder de vetar el matrimonio de sus hijas, aunque sean mayores de edad, y una vez casadas necesitan el permiso del marido para estudiar, trabajar y tener pasaporte, de acuerdo con el Código Civil del país.
El consentimiento por escrito para el pasaporte puede ser revocado en cualquier momento por el esposo, que tiene así el derecho de prohibir la salida del país a su mujer.
Además, el marido ostenta la custodia de las hijas hasta los nueve años y de los hijos hasta los 15, y puede divorciarse con mucha más facilidad que la mujer.
Si una mujer se quiere divorciar necesita la aprobación de un juez, puesto reservado solo para hombres en el país persa, según el artículo 1130 del Código Civil.
Todo esto es negociable antes del matrimonio. En el contrato matrimonial se pueden incluir "condiciones especiales" que permiten a la esposa tener pasaporte, estudiar, trabajar u ostentar la custodia de sus hijos.
"Mi contrato matrimonial me permite trabajar, porque así se lo pedí a mi marido antes de casarnos y accedió. Para mí era importante tener más libertad", dice a Efe una iraní que pide anonimato.
Las autoridades defienden la "mejora" de la situación de la mujer en el país desde la fundación de la República Islámica en 1979.
Así, desde el Gobierno se sostiene que el 97% de las niñas estudian, comparado con el 62% de antes, y que las mujeres ocupan ahora un 17% de los puestos directivos en las empresas, frente al 3% en 1979.
Además, las estudiantes femeninas representan el 59% del total de universitarios.
Sin embargo, de los 290 diputados del Parlamento solo 16 son mujeres y no hay ministras, aunque sí una vicepresidenta, Ensie Jazalí.
Fútbol y música
Las mujeres sufren otras limitaciones en el día a día. Una de ellas es la asistencia a partidos de fútbol, en debate desde la muerte de la joven Sahar Jodayari, quien se inmoló en 2019 al saber que podría ser condenada a seis meses de cárcel por colarse en un estadio disfrazada de hombre, algo que hacían muchas jóvenes.
Otra restricción se impone a las voces femeninas: las mujeres no pueden cantar en público en presencia de hombres o grabar álbumes.
Además, está prohibido que las mujeres conduzcan motocicletas en las vías públicas, una práctica que puede implicar una multa y la incautación del vehículo.
Y, por supuesto, el velo islámico es obligatorio desde 1983. El llamado "mal velo" o la "vestimenta no apropiada" puede ser castigada con entre 10 días y dos meses de prisión, además de multas.
Matrimonio infantil: 30 mil bodas al año
Otro punto negro son los matrimonios infantiles, con 30.000 casamientos anuales de menores de 14 años en el país, según estimaciones de ONG's. La ley iraní estipula una edad mínima de casamiento de 13 años para las mujeres y de 15 para los hombres, pero es posible celebrar matrimonios antes con el permiso paterno y de un tribunal, según el artículo 1041 del Código Civil.