Los sueños
"Estos sueños que acompañan nuestra existencia se dan en todos los aspectos".
Dicen que los sueños, solo sueños son: pero les puedo asegurar que si nos empeñamos en sacar adelante nuestros sueños, éstos terminan la virtud de convertirse en realidad. Y no me digan ustedes Queridos Hermanos, que a lo largo de nuestras vidas ¿no habrá en más de una ocasión hecha realidad algunos de sus sueños?
Pero les aseguro que en este punto les recordaré que se dice también que: "soñar no cuesta nada", en cambio hacer realidad los sueños nos exige esfuerzo, tesón, constancia y una gran cuota de sacrificio y fe. No hay sueño cumplido donde no hay esfuerzo y esa sí es una realidad irrefutable.
Cuando los hombres nacemos no nos dan un alma construida, nos dan si los materiales necesarios para edificarla, los sueños son parte de esa edificación. Sólo en muchos años de esfuerzo puede uno acercarse a sus sueños más caros. Quien es incapaz de atreverse a luchar por conseguir aquello que parece imposible, rara vez concretará sus sueños. "Soñar lo imposible lograr", aunque parezca una utopía es generarse deseos de vivir tras nuevas metas que nos hagan mejores seres humanos.
Los sueños son una invitación para entrar en ellos, cruzan nuestras vidas como muchos trenes, algunos serán los nuestros, otros habrá que dejarlos marchar. Estos sueños que acompañan nuestra existencia se dan en todos los aspectos, en lo personal, profesional, en el amor, en lo espiritual; en fin en todo.
A lo largo de la vida parece que es en la juventud cuando se tiene la mayor capacidad de soñar, sin embargo es importante no dejar nunca soñar. Quien posee sueños posee esperanzas y quien posee esperanzas siempre vive entusiasmado por cumplirlas. Siempre he escuchado que quien va dejando de lado su capacidad de soñar ha empezado de cierta manera a morir.
Vivir soñando hasta el último aliento nos da la opción de vivir por una causa. Muchos pensarán que el hombre contemporáneo ha sido tantas veces engañado y ha visto sus sueños pisoteados e ignorados pero aún así el tiempo, remedio infalible, ha dado el consuelo y ha ejercido justicia a esos sueños alguna vez vulnerados.
Es por eso que les insto siempre a soñar y es que el hombre que pone sus sueños como aspiraciones ha dejado ya de lado la mediocridad, no permitiendo así que en el fondo de su alma se genere esa fatal angustia que tarde o temprano termina por envenenar las existencias. No hay nada más autodestructivo que negarse a soñar.
Soñar aunque a veces nos resulte duro despertar. El casi arte de soñar nos devuelve la capacidad de creer que incluso lo imposible se puede alcanzar.
Arturo Mardones Segura,
Rotary Club Chuquicamata