En cinco minutos, mañana, o en cien años (I)
"Puede suceder en cualquier momento" dijo la coordinadora del simulacro de emergencia por terremoto que se ejecutaba en México, un par de horas antes de que se desatara el sismo de 7,7 grados este 19 de septiembre en ese país, el que, como macabra coincidencia, sucede nuevamente en esa fecha, al igual que en 1985 y 2017.
Dejando de lado la triste coincidencia de fechas, rescato lo dicho por la coordinadora y por los científicos que estudian el fenómeno: los sismos son, hasta el momento, imposibles de predecir, y es sabido que fuertes eventos de este tipo, en toda la costa del océano pacífico del continente americano, suceden cada cierto tiempo como producto de la energía acumulada por el movimiento de las placas tectónicas.
Dicho eso, ¿cómo de preparados estamos en nuestro país en relación a ese fenómeno?
Después del terremoto del 27F de 2010 en Chile, con la vergonzosa descoordinación entre la Onemi, la Armada y el gobierno respecto del tsunami del litoral central, me pregunto si hemos realmente dado un paso sustantivo en la prevención de tragedias producto de ese fenómeno, y -con evidencias- mi apreciación es que aún no hay una cultura de prevención sólida en la población.
Es cierto que en Chile se ha avanzado con la instalación de sirenas de advertencia y señaléticas que indican las zonas de seguridad en caso de un tsunami que, es muy posible, se produzca minutos después de un fuerte movimiento telúrico (también un tsunami puede llegar a nuestras costas debido a un terremoto en otras latitudes del océano pacífico). Es cierto que a los teléfonos celulares llega la advertencia de la Onemi respecto de la posibilidad o no de ocurrencia de un maremoto, pero, ¿por qué en Antofagasta se autorizan eventos masivos en el borde costero cuyos encargados, al consultárseles por las medidas de seguridad en caso de tsunami, dan a entender que no tienen idea? ¿Se fiscaliza que haya protocolo de seguridad? ¿Se fiscaliza la existencia de vías de evacuación de circos y juegos mecánicos instalados en la costanera? ¿Se prevé que estén cerca de calles que permitan el rápido y fluido acceso a zonas de seguridad? (Continuará en segunda parte).
Rafael Ramos Psijas. Profesor - Magister en Educación.