Conservación de la ranita del río Loa
La alianza entre Centinela, Extreme E y el Museo de Calama abriga esperanzas en que la especie saldrá del peligro de extinción. La mirada actual es sumar esfuerzos para que ninguna de las especies en peligro de extinción desaparezca de nuestro ecosistema. Y en ello todo lo que se pueda hacer será bien recibido.
Algunas especies endémicas de la región han visto amenazada su existencia por la acción humana y el cambio climático. Una de ellas es la ranita del río Loa, la que fue declarada en peligro de extinción debido al daño en su hábitat, ubicado en el sector de Ojo de Opache en Calama.
Solo la intervención y rescate de ejemplares, los que fueron enviados a un centro especializado en Santiago, permitió poner a resguardo algunos de los últimos ejemplares y posibilitar su reproducción en condiciones seguras.
La intención, que fue seguida por autoridades de Calama, siempre persiguió lograr que los individuos fueran devueltos a su hábitat natural. Lamentablemente las condiciones no son las óptimas, la escasez de agua imposibilita en gran medida su normal desarrollo.
Por ende, la reciente alianza entre Extreme E., que trajo la competencia de autos eléctricos a la región; minera Centinela y el Museo de Calama abre esperanzas en concentrar esfuerzos para recuperar su hábitat.
Para ello se necesitará del esfuerzo de los involucrados y de toda la comunidad loína que tiene directa participación en cuidar el medioambiente, principalmente, aquellos que son más vulnerables como los humedales y charcos en Ojo de Opache.
La mirada actual es sumar esfuerzos para que ninguna de las especies en peligro de extinción desaparezca de nuestro ecosistema. Y en ello todo lo que se pueda hacer será bien recibido.
Quienes iniciaron la cruzada de salvataje confirman que preparar su hábitat es primordial, pero también es necesario hacer un seguimiento científico al comportamiento de los ejemplares recuperados y de las condiciones en que se desarrolla. El objetivo es que no sólo tengan una sobrevida también que puedan reproducirse para la preservación de la especie.
Esto se lograría con poner especial atención en que se cumplan todos los procesos de cuidado del entorno, asistencia cuando sea necesaria para que las nuevas generaciones puedan conocer y compartir con este anfibio que tiene especiales características, partiendo por su tamaño.
Similares acuerdos podrían repetirse con otras especies que también están en peligro, como el gaviotín chico, el caracol de La Chimba, la vicuña, el quirquincho de la puna, la parina grande y la chinchilla de cola corta que también tienen amenazas en su hábitat y puede que se extingan si no hay un compromiso de preservación.