Responsabilidad
Por vergüenza ajena, cuesta contarle a un adulto en qué consistió la performance del Apruebo, con ultraje a la bandera incluido, en su acto en la plaza Victoria de Valparaíso. Después del acto, las reacciones de los responsables eran todas del mismo corte: "Esto no empaña el acto…". Todo se ve según el cristal con que se mira y parece que los organizadores ven todo a través de lentes de última tecnología, es decir, lentes que no se empañan. José Luis Hernández Vidal
Síntomas de la decadencia
El triste episodio de Valparaíso debe ser entendido en el contexto de la profunda crisis moral y disolución de valores elementales que desde hace unos años sacude a nuestro país. Cuando la realidad es suplantada por la ideología, las soluciones a los problemas socioeconómicos son entregadas al puro voluntarismo, a las veleidades del pensamiento mágico, cuando se mira con desdén y hasta con desprecio el pasado y, finalmente, cuando los representantes de una generación con mediocres arrestos mesiánicos pretende corregir la historia, porque en el marco de los valores que la inspiran todo lo que aconteció en Chile antes de que ella se asomara a la conciencia social y política es un craso y lamentable error, se generaen la sociedad un clima espiritual y moral de decadencia en el que cualquier tontería o estupidez es posible. De cara al plebiscito constitucional, situaciones como esa son muy inquietantes, porque el texto de la Carta propuesta recoge en su articulado un conjunto de normas que tienden, precisamente, a debilitar valores fundamentales de una convivencia democrática fundada en el respeto a todas las personas, la unidad de la nación en la que los chilenos reconocemos radicación, el aprecio por la trayectoria histórica del país y por quienes, en cada generación, fueron forjando y configurando la sociedad que somos y queremos ser.
La dramática encrucijada en que esos dirigentes han colocado a la ciudadanía, como también los que no hace mucho comenzaron a sentir vergüenza de sí mismos, es que el modelo normativo que han pergeñado es el resumidero de toda la frustración, inquina, odiosidad y fantasía que han cultivado y los anima. La propuesta que ofrecen es sombría, de desesperanza; es como incitar a que nuestra querida patria se estanque y termine siendo, irremediablemente, el país de la alegría perdida.
Gustavo Adolfo Cárdenas Ortega
Nunca más
Sobre el dantesco y grosero acto por el Apruebo de "Las Indetectables" en Valparaíso, con la responsabilidad de su alcalde y participación de una llamada periodista, nunca más nuestra sociedad se puede ver expuesta a un tipo de espectáculo público denigrante propio de descerebrados. Nunca más nadie de ideología alguna podría permitirse una actuación que ni siquiera los animales serían capaces de hacer, menos los que tendrían un poco más de inteligencia. Arrearlos a un manicomio sería lo mínimo esperable. Lamentablemente, fueron demasiado lejos, ya que nunca en la historia de nuestro país -y quizás del mundo- se conoció un show más paupérrimo y aberrante (tema para psicólogos y psiquiatras).
Solo dejaron por el suelo sus ideologías, su dignidad y su supuesto mundo feliz con la posibilidad del Apruebo próximamente.
José Manuel Caerols Silva
Plebiscito de salida
"Quien bien tiene y mal escoge, del mal que le venga no se enoje" (Don Quijote de la Mancha).
Adolfo Paúl Latorre
Fin último
¿Queremos cambios? Por supuesto. Pero la pega es profunda, en serio, y parece un poquito más larga. Va más allá de tal o cual postura frente al plebiscito, va más allá.
Que no nos vendan la pomada, no pisemos el palito y pensemos un poco más. No somos "tontos útiles" de un sistema que no puede cambiar. ¿O sí?
Abunda en los medios y en las redes sociales la idea de fondo que "tirando odio" o "ganando batallas" a costa de que uno o muchos pierdan, estaremos bien; trayendo consigo una sensación de aparente "me gusta" o bienestar. Y no, resulta que ocurre justamente lo contrario: pierde uno, perdemos todos.
No vale ganar a costa de que uno o muchos sufran y lo pasen mal. Un "te gané" o un "te dejé calladito" trae consigo una falsa sensación de placer, pasajera y contradictoria con el fin último de las ideas: que todos estemos mejor y que nos vaya bien.
Creo que, hoy por hoy, son otras las peleas y batallas que hay que dar. No entre nosotros.
Pbro. Paulo Lizama Silva