Muere Mijaíl Gorbachov, el último líder soviético que puso fin a la Guerra Fría
MOSCÚ. El padre de la "Perestroika" fue fundamental en la caída de la URSS y recibió el Nobel de la Paz en 1990. Falleció a los 91 años tras una larga enfermedad y será enterrado en el cementerio de Novodevichy en Moscú, donde también está su esposa.
El último presidente de la Unión Soviética y padre de la "Perestroika", Mijaíl Gorbachov, murió ayer en Moscú a los 91 años, justo cuando su país ha renovado su antagonismo con Occidente.
Gorbachov quiso transformar la URSS y acabó cambiando el mundo, al facilitar el fin de la Guerra Fría tras medio siglo de antagonismo entre el bloque Occidental y Oriental.
"Esta tarde tras una larga y grave enfermedad falleció Mijaíl Gorbachov", dijeron ayer fuentes del Hospital Clínico Central donde estaba internado.
"Se ha ido un gran hombre. Un hombre que cambió la vida de su país y del mundo, en general. Un hombre que cambió el mundo para siempre", dijo a Efe Pável Palazhchenko, portavoz e intérprete de Gorbachov.
El Kremlin no tardó en expresar el "profundo" pesar del presidente ruso, Vladimir Putin, por la muerte de Gorbachov, que dirigió la URSS entre marzo de 1985 y su desaparición en diciembre de 1991.
Paradójicamente, la muerte le llegó a pocos meses de que se cumpla el centenario de la fundación de la URSS por Lenin en diciembre de 1922, cinco años después de la Revolución Bolchevique.
Problemas de salud
Gorbachov llevaba años viviendo alejado del foco mediático por problemas de salud, e incluso los medios rusos llegaron a afirmar que pasaba meses hospitalizado por un cúmulo de afecciones que en 2019 lo obligaron a internarse producto de una neumonía.
"Por recomendación de los médicos llevaba más de un año ingresado en el hospital. Recientemente, su estado de salud empeoró", comentó Palazhchenko, visiblemente afectado.
Fuentes del Hospital Clínico Central de Moscú, donde murió, negaron que el fallecimiento tuviera relación alguna con el coronavirus, sino con su avanzada edad y las diferentes afecciones que arrastraba.
En sus últimas apariciones públicas hace dos años, la parada militar con ocasión del Día de la Victoria o el estreno en el Teatro de las Naciones de una obra de teatro que rehabilitaba su figura, se le vio siempre en silla de ruedas.
Su hija Irina, su mayor confidente desde la muerte de su esposa, Raísa, lo acompañó hasta el último momento, según informó el Fondo Gorbachov.
"Si quiero cambiar algo, debo aceptar el cargo. Así no se puede seguir viviendo", dijo Gorbachov a Raísa el 10 de marzo de 1985, un día antes de asumir la secretaría general del Partido Comunista de la Unión Soviética, tienda en la que militaba desde 1952.
El último líder soviético nació el 2 de marzo de 1931 en la región de Stávropol en el seno de una familia campesina ruso-ucraniana que vivió la hambruna de los años 30 provocada por la colectivización forzosa de la tierra (o colectivización agraria) ordenada por Stalin.
Pese a que dos de sus abuelos vivieron la represión, Gorbachov pudo licenciarse en derecho por la prestigiosa Universidad Estatal de Moscú, donde conoció a Raísa y fue ascendiendo en el escalafón del comunismo hasta convertirse en 1970 en jefe del partido de su Stávropol natal con menos de 40 años.
Su especialización en economía agrícola le permitió protagonizar una meteórica carrera hasta alcanzar la secretaría general y ser nombrado miembro del Politburó (1980), desde donde Gorbachov dirigió la reorganización del partido, que sufría claros achaques de gerontocracia, junto al jefe del KGB, Yuri Andrópov, quien sería su padrino político.
La llegada de Gorbachov al poder, a los 54 años, despertó grandes expectativas, ya que el nuevo líder soviético era extrovertido y sonriente, algo a lo que no estaban acostumbrados sus conciudadanos.
Perestroika
Pero Gorbachov no se limitó a las formas, ya que poco después de llegar al poder lanzó la "Perestroika" (reforma política) y poco después la Glasnost (transparencia informativa), lo que dio paso al llamado "Comunismo con rostro humano". Ambas reformas aceleraron el colapso de la Unión Soviética.
Se sirvió de una nueva generación de tecnócratas que deseaban reformar el sistema comunista para hacerlo más efectivo, pero la vieja nomenclatura soviética no dejó de ponerle obstáculos en el camino.
"El pueblo quiere cambios. Ha llegado la hora. No se pueden aplazar por más tiempo", le dijo entonces Gorbachov al histórico "Mr. Niet", Andréi Gromiko.
Aun así siguió adelante con la introducción de la propiedad privada, aunque sin renunciar a la economía centralizada; la celebración de elecciones democráticas; la libertad de expresión y de credo; la creación de un nuevo legislativo y la liberación de presos políticos.
Muro de berlín Y NOBEL
En el plano exterior, mejoró las relaciones con Occidente, redujo notablemente el presupuesto de defensa, abrió negociaciones de reducción de armamento nuclear con Estados Unidos y ordenó la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán.
Renunció a la doctrina de soberanía limitada en relación con los miembros del Pacto de Varsovia, lo que dio inicio a un proceso revolucionario que culminó con la caída del Muro de Berlín, el derrocamiento de los regímenes comunistas de Europa del Este y posteriormente la reunificación de Alemania.
La apertura política y el deshielo con Occidente le abrieron las puertas al premio Nobel de la Paz que ganó en 1990, pero decepcionaría a sus partidarios occidentales al enviar tropas a Letonia y Lituania para reprimir los movimientos secesionistas.
En medio de la impopularidad de las autoridades debido a la escasez de productos básicos, algunas de las repúblicas soviéticas aprovecharon la pérdida de monopolio del poder del PC ruso para proclamar su independencia de Moscú.
El enfrentamiento con su antiguo aliado, Boris Yeltsin, el primer presidente ruso elegido por sufragio universal, abrió una brecha insalvable que acabó por precipitar la desaparición de la Unión Soviética.
El remate fue el golpe de Estado protagonizado por un grupo de dirigentes soviéticos, asonada que fue desarmada por un imparable Yeltsin, mientras Gorbachov regresaba de su encierro en el sur del país como un cadáver político.
Histórica renuncia
Meses después, Gorbachov confirmaba la defunción de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en un histórico discurso el 25 de diciembre de 1991, donde también anunció su renuncia.
"Gorbi", como era conocido en Occidente, era recibido como una estrella de rock, pero sus compatriotas nunca le perdonaron la desaparición del Estado Soviético y hasta el día de su muerte muchos aún lo acusaron de traición.
Se había dedicado en los últimos años a defender su legado, la continuación del desarme nuclear entre las dos gran superpotencias, Rusia y Estados Unidos, al que criticó por seguir persiguiendo tras el fin de la Guerra Fría su hegemonía militar sobre el resto del planeta.
Pese a las tensiones con el Kremlin, apoyó la anexión de la península de Crimea en 2014, lo que le significó no pocas críticas en Ucrania y otros países.
En cambio, apenas comenzó la "operación militar especial" en Ucrania, el Fondo Gorbachov publicó una nota en la que pedía un "urgente cese de las acciones militares" y un "inmediato inicio de negociaciones de paz".