Prevención ante los desastres naturales
El municipio de Antofagasta recibió el mapa de evacuación ante posibles aluviones y hay sectores de riesgo habitados que deberán erradicarse. La erradicación debe hacerse lo antes posible, porque es conocido que el cambio climático prevé lluvias más copiosas para esta parte del continente. En tiempos cortos precipitará lo que se espera para un año.
La historia de Chile y de nuestra región tiene varios capítulos que nos recuerda lo vulnerables que somos ante la fuerza de la naturaleza y la obligación de estar siempre prevenidos. Si no cumplimos con esa premisa las posibilidades de lamentar desgracias se multiplican y sería una irresponsabilidad no prestar atención a la historia y a las tragedias que nos enlutaron.
Por ello es muy destacable que el municipio de Antofagasta haya recibido el mapa de evacuación en caso de aluviones y definir los puntos seguros. Son 18 quebradas a lo largo de la comuna, muchas de ellas intervenidas y en las que se prohibió la instalación de viviendas.
Algunas de esas quebradas atraviesan la ciudad en el área central y estuvieron habitadas durante décadas previo al aluvión de 1991, cuando el agua arrasó con construcciones y arrebató la vida a decenas de antofagastinos.
Lamentablemente, improvisadas viviendas se instalan en estas zonas prohibidas debido a la necesidad de contar con un lugar donde refugiarse.
El documento que recibió el municipio -y que fue preparado por un equipo de profesionales - detallas lugares y zonas de riesgo de las conocidas y otras nuevas. Y la obligación comunal y regional es visitar los lugares de peligro y ver si siguen ocupadas por modestas construcciones de familias. De ser así, lo único que resta es la erradicación y reubicación de esas personas que no tienen dónde vivir y con una casi nula posibilidad de acceder a la casa propia.
No es una tarea fácil, pero se tiene que abordar al igual que en otras comunas, como los que están en el borde de ríos que suelen ser pocos caudalosos pero que han tenido crecidas que terminaron con viviendas, espacios de cultivos y recreación. Calama, Toconao y San Pedro de Atacama son testigos de ellos. En parte de esos lugares ya se materializó la erradicación, porque la factibilidad existía, tema distinto es en la capital regional donde por cantidad y por falta de terrenos habilitados la misión no es tan sencilla.
Eso no quita que se deba hacer y lo antes posible, porque es conocido que el cambio climático prevé lluvias más copiosas para esta parte del continente. En tiempos cortos precipitará lo que se espera para un año y con ello los estragos se multiplican.
Se tiene definido el mapa de riesgo y lo que se debe hacer. Una evaluación rápida y erradicaciones controladas pueden ser la salida para evitar pérdidas de vidas humanas en esos sitios de algo riesgo y que están habitados.