Vacaciones y verano en la Literatura
Terminan las ansiadas vacaciones tan esperadas, tan merecidas, pero siempre tan cortas. Gran parte de la población vuelve a sus casas cargando souvernirs y vivencias nuevas que irán a los archivos mentales y digitales. Quedarán guardadas en los casilleros de las gratas o no tan gratas experiencias. Hermosas fotografías que reflejan esos momentos especiales, algunas románticas, otras divertidas. Bienvenidas, adioses, risas y penas junto a los amores y desamores. Y también a la rica gastronomía propia de cada lugar visitado.
Yo, como muchos, guardo en el casillero libros, narraciones "especiales" de veranos. Cuando los autores llevan a disfrutar a lugares remotos y hermosos a sus protagonistas y les idean vivencias que cambian radicalmente sus vidas
El gran José Donoso, en "Casa de Campo", relata de la familia Ventura, juntos en el fundo familiar, incluidos treintaicinco primos haciendo de las suyas mientras los grandes están ocupados, haciendo de las suyas también. "Aquel verano…en cuanto la familia se instaló en Marulanda, los grandes sintieron que sus hijos tan amados estaban tramando algo…" Los adultos planifican una excursión, una salida por un día a un lugar maravilloso, supuestamente comparable al paraíso por su magia y belleza. Pero el paraje resultó ser tan fantástico que, marcaba el tiempo en forma diferente, un día equivalía a un año y los niños quedaron solos, todo ese año y por ende, hicieron de todo.
Kate Morton, la gran escritora australiana, también recurre a los veranos en la mansión familiar, donde se junta la estirpe y viven grandes experiencias que terminan por cambiar radicalmente sus vidas. Es así como en "El Último Adiós" donde, a orillas del lago, disfrutan los protagonistas hasta que desaparece el menor de los niños, como si lo hubiese tragado la tierra. Desenterrando, este incidente, un sinfín de secretos familiares y traumas ocasionados por la segunda guerra.
En fin, todos esperamos con ansias la estación grata y envolvente del verano. Que nunca deja vacíos, más bien, siempre carga de vivencias y ánimos los meses estivales para dar paso a otras estaciones más frías, más rutinarias y más trabajosas.
Aida Santelices Kostópulos, escritora.